El fiasco de las elecciones legislativas en Túnez, marcadas por una privación de más del 90 %, es un desaire para el presidente Kais Saied, cuya competición exigía la salida el domingo y que se ve débil en sus negociaciones con el FMI por un crucial préstamo.
El líder de la principal coalición opositora, Ahmed Nejib Chebbi, llamó al presidente a "dejar el cargo de inmediato", delante una décimo del 8,8% en la primera reverso el sábado.
Desautorización popular para la competición
Esta es la tasa más desprecio desde la revolución de 2011 que expulsó del poder al dictador Zine El Abidine Ben Ali y trajo la primera democracia en el mundo árabe. La anciano décimo, de casi el 70%, data de octubre de 2014.
“Es una gran desautorización popular del proceso” iniciado el 25 de julio de 2021, cuando Kais Saied congeló el Parlamento y destituyó a su primer ministro, apoderándose de todos los poderes, dijo Chebbi a la AFP el domingo.
Recuento de los votos en Túnez
Más o menos del 91% de los tunecinos "le han transmitido la espalda a su proceso ilegal", continuó Chebbi, presidente del Frente de Salvación Doméstico (FSN), que incluye al movimiento de inspiración islamista Ennahdha. Llamó a los demás partidos políticos a "pactar el proclamación de un magistrado superior", capaz de "supervisar una nueva comicios presidencial".
Este fiasco electoral complicará, según el DSF, las negociaciones entre Túnez y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por un préstamo de casi 2.000 millones de dólares, que el país en gran medida endeudado necesita con necesidad.
Nuevo sistema de votación
Estas elecciones legislativas iban a ser el punto final en la construcción de un sistema hiperpresidencialista por parte del presidente Saied, electo en 2019, con la sustitución de la antigua asamblea por un Parlamento privado de la anciano parte de sus poderes tras una revisión constitucional este verano.
Un nuevo sistema de votación prohibió cualquier afiliación política para candidatos en su mayoría desconocidos, lo que contribuyó a una caída en la décimo, según los expertos.
El FSN y la mayoría de las demás formaciones políticas, incluido el Partido Destourian Vaco de Abir Moussi (anti islamista), boicotearon la votación. Otros opositores incluso reclamaron la renuncia de Saied.
La bajísima tasa "es una desautorización personal para el señor Saied que decidió por su cuenta", analizó el politólogo Hamadi Redissi, al considerar que "su licitud está en reprobación". Sin retención, "la situación está bloqueada" porque "no existe un mecanismo admitido para delatar al presidente" en la nueva Constitución, dijo a la AFP.
El nuevo Parlamento, que recién se formará posteriormente de una segunda reverso a principios de marzo, no tiene este poder y puede, en el mejor de los casos, censurar al gobierno, pero posteriormente de un proceso arduo.
Aún así, la competición "es débil y está dividida" entre el campo secular y progresista por un banda, y el FSN unido en torno a Ennahdha por el otro, según Redissi.
Hay "pocas posibilidades de que se una hasta que se resuelva la cuestión de Ennahdha", dijo, sobre esta formación a la que buena parte de los tunecinos atribuyen los fracasos económicos y sociales de la última término.
Hamdi Belgacem, un desempleado de 37 abriles, atribuyó la desprecio décimo a la ira de los tunecinos. “La familia está enfadada por la situación económica y el stop costo de la vida”, dijo el domingo a la AFP en las calles de Túnez, subrayando que participó en la revolución de 2011 y apoyó el toque de Estado de Saied el año pasado.
"Nos prometió inversiones y no cumplió sus promesas. Nos prometió contender contra la corrupción y no lo hizo. Nos prometió muchas cosas que no cumplió". Abdelsalem, un retirado de 70 abriles, destaca a los "ciudadanos que boicotearon la papeleta". “Son indigentes, pobres, desempleados y pensando en la migración ilegal”, dice.
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