Un nuevo análisis de la mandíbula de Banyoles indica que es el Homo sapiens más antiguo de Europa

La mandíbula de Banyoles, el primer fósil humano hallado en España, siempre había sido un intriga. La encontró 1887 un picapedrero cerca de Banyoles internamente de un liga de travertino. Se dató de hace entre 45.000 y 65.000 primaveras y se atribuyó a neandertal, a pesar de que muchas de sus características no acababan de encajar con las de esta especie de Homo.

Ahora, una nueva investigación, liderada por un equipo de la Universidad de Binghamton y del Museo Indiano de Historia Natural de Nueva York, con una importante décimo española, concluye que el fósil se correspondería a un Homo sapiens o a un híbrido entre las dos especies, y en ningún caso se trataría de una mandíbula neandertal, como se había propuesto hasta el momento.

De confirmarse estos resultados, publicados en el Journal of Human Evolution, se convertiría en el fósil más antiguo de Homo sapiens contrario en Europa y evidenciaría la presencia de humanos modernos en el continente europeo mucho antiguamente de lo que se pensaba.

“Pero ¿qué otra cosa podía ser si no un Homo sapiens?”, cuestiona Ignacio Martínez, director de la cátedra de otoacústica evolutiva y paleoantropología de HM Hospitales y la Universidad de Alcalá, y coautor de esta investigación. “No cuadraba con las características de un neandertal desde un principio. Por ello, y para hacerla encajar como fuera en esa clasificación, incluso se llegó a proponer que el individuo tenía alguna patología, o que era inicial a los neandertales”, explica este investigador a La Vanguardia.

Precisamente porque no acababa de encajar con el resto del registro fósil de ese periodo, la mandíbula quedó relegada al olvido en un cajón, hasta que este equipo de investigadores decidió volverla a estudiar realizando para ello un observación biométrico profundo.

Los investigadores obtuvieron imágenes por TAC con las que han podido rehacer las partes que le faltan al fósil. Adicionalmente, han chapón una técnica conocida como morfometría geométrica con la que han podido suscitar un maniquí en 3D de la mandíbula que han usado para compararla con otros fósiles. Así, han demostrado que este hueso pertenece a una especie distinta a los neandertales, a pesar de que hasta el momento se creía que en ese periodo estos homínidos eran los únicos habitantes de Europa.

Para Juan Luis Arsuaga, director comprobado del Museo de la Transformación Humana, e investigador de la Universidad Complutense de Madrid, coautor de este estudio, sin punto a duda, “es de un sapiens, como siempre he defendido así. Ahora tenemos evidencia científica cuantificable, por lo que ha dejado de ser una opinión y se ha convertido en poco completamente objetivo. La individuo es la que es”, afirma, al tiempo que añade “estoy seguro de que ahora otros investigadores se van a sumar a nuestra hipótesis, porque la mandíbula era el elefante blanco en la habitación de la paleontología”.

Los investigadores no han apreciado la existencia de mentón, es distintivo de los humanos modernos, por lo que no descartan siquiera que pudiera tratarse de un híbrido entre neandertal y sapiens. No obstante, Arsuaga recuerda que ”los primeros sapiens tenían poco mentón y algunos prácticamente no tienen”, destaca Arsuaga.

Para Martínez, este hallazgo supondrá reescribir la historia de la transformación humana y de la arqueología. “Si Banyoles representa el cruce entre una población de sapiens y de neandertales constituiría la evidencia más antigua conocida de la presencia de nuestra especie en Europa”, añade. En el Valle de Ródano, al sur de Francia, muy cerca de Banyoles, todavía se encontró un diente de látex de cronologías similares del que se apuntó que podría ser de sapiens”, recuerda este investigador, que considera que “esto va a ser un punto de inflexión”.

El subsiguiente paso confirmar si se proxenetismo efectivamente de una sapiens será realizar un observación del ADN, de encontrarse, o las proteínas. La arqueología todavía va a tener que ponerse las pilas, consideran los paleoantropólogos que han llevado a extremo esta investigación. “Estos resultados tienen muchas implicaciones porque hay pinturas y grabados en cuevas de España con esa cronología atribuidos a neandertales y ahora habrá que ver”, destaca Arsuaga.

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