Como el mismo nombre sugiere, los tatuajes oculares difieren mucho de los que se hacen en la piel y son potencialmente peligrosos. Los riesgos más habituales de añadir tinta en la esclerótica son la error de visión, el desprendimiento de retina o la ceguera definitiva.
Hay numerosos casos en los que este tipo de modificaciones oculares han aparecido mal. Pese a estas experiencias, Anaya Peterson, una mujer de Belfast, decidió tatuarse los globos oculares de color morado y celeste. Ahora se arrepiente: tiene un stop aventura de quedarse completamente ciega.
Esta estudiante de derecho de 32 primaveras ha compartido en TikTok el proceso por el que ha pasado para tener los luceros tatuados, inspirándose en la maniquí australiana Amber Luke. Como explican varios medios británicos, tras inocularse la tinta se tuvo que queda hospitalizada a posteriori de una reacción en el cosmos presencial.
Tras recuperarse, no tuvo mayores problemas hasta que en agosto comenzó a tener los luceros hinchados. "Se me empezó a hinchar el párpado inferior. Cada vez estaba peor. Parecía que había hecho diez asaltos con Mike Tyson", explicó la mujer. Se le tuvo que hacer una biopsia para poder solucionar el problema. Al parecer, ha estado temporalmente ciega durante tres semanas y ahora asegura que solamente debería haberse tatuado un ojo.
"Para ser sincera, sólo quería estar en casa viendo la tele. No puedo expresarlo con palabras. No fue carencia agradable. Fue traumatizante", ha confesado. Tras poseer consultado con varios entendido, tiene un stop aventura de contraer glaucoma y ya no distingue los rasgos faciales de las personas que están a cierta distancia.
Precisamente, su hija de siete primaveras llegó a advertirle de los problemas a los que podría enfrentarse si decidía seguir delante con la transformación. No hizo caso y puede concluir pagando su osadía: "No puedo quitarme estos tatuajes de los luceros. Siempre voy a tener este problema. Así que, básicamente, creo que a medida que envejezco, lo mejor es que me quede ciega".
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