La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha confirmado este lunes que el año pasado fue el más cálido de ningún modo registrado en España desde que la serie histórica franquista de temperaturas comenzara en 1961, así como el sexto menos tormentoso en ese registro de más de seis décadas. Así, 2022 superó en 0,7 grados a 2020, que hasta ahora ostentaba el récord, según el postrer sumario climático anual de la Aemet.
El año pasado tuvo un carácter extremadamente cálido en el conjunto del país, con una temperatura media sobre la España peninsular de 15,4 grados, lo que supone 1,7 más respecto a la media del periodo de narración (1981-2010). Ocho de los 10 primaveras más cálidos de la serie histórica pertenecen al siglo XXI.
Una clan se remoja en una de las fuentes de Plaça Catalunya, en Barcelona. 
El año fue extremadamente cálido en prácticamente todo el distrito peninsular gachupin y en Baleares, así como muy cálido en el conjunto de Canarias.
Hizo más de dos grados por encima de lo natural en la veterano parte de Cataluña, Aragón, Navarra, País Vasco, La Rioja, Cantabria, Castilla y Audaz, Madrid, Castilla-La Mancha, centro y ideal de Comunidad Valenciana, interior de Galicia, centro de Andalucía y zonas de Extremadura, Murcia y Baleares.
Récord de temperatura media anual más ingreso
Las temperaturas máximas diarias quedaron en promedio 1,9 °C por encima del valía natural, mientras que las mínimas se situaron 1,5 °C por encima de la media, con lo que hubo una oscilación térmica diaria 0,4 °C superior a la natural.
Un total de 60 estaciones principales de la Aemet batieron el récord de temperatura media anual más ingreso, 43 tuvieron la media de más ingreso de las máximas en sus respectivas series. Encima, en 40 de ellas la media de las mínimas asimismo fue la más elevada desde el aparición de las observaciones. Y en 18 estaciones principales se registró la temperatura máxima diaria más ingreso desde que hay datos.
Crecimiento de las temperaturas
En cuanto a la progreso térmica a lo derrochador del año, enero fue cálido (0,7 grados más de lo natural en la España peninsular) y febrero resultó muy cálido (1,9 más).
La primavera tuvo un carácter muy cálido, con una temperatura media sobre la España peninsular de 12,8 °C, lo que representa un 0,7 °C por encima de la media de esta fase. Los meses de marzo y abril fueron fríos (0,6 y 0,3 grados menos de lo natural, respectivamente), en tanto que mayo resultó extremadamente cálido (3,0 más, el segundo mayo más cálido desde 1961).
Imagen de archivo del pasado verano en Zaragoza. 
El verano fue extremadamente cálido, con una temperatura media sobre la España peninsular de 24 °C, es proponer, 2,2 por encima del promedio. Se trató del verano más cálido desde 1961. Junio y agosto resultaron muy cálidos (el cuarto y el segundo más calurosos desde 1961, respectivamente), con una temperatura media en la España peninsular dos grados por encima de la media de entreambos meses.
En cambio, julio fue extremadamente cálido y acabó siendo el más caluroso de ningún modo registrado en España, con 2,7 grados por encima de la media de ese mes.
Una mujer se protege del sol con un pericón. 
Por su parte, el otoño tuvo un carácter muy cálido, con una temperatura media sobre la España peninsular de 16,3 °C, esto es, 2 °C por encima de la media. Fue el otoño más cálido desde 1961, empatado con el de 1983.
El trimestre otoñal contó con un septiembre cálido (0,6 grados más de lo habitual en la España peninsular), un octubre extremadamente cálido (3,6 más, el octubre más cálido desde 1961) y un noviembre muy cálido (1,9 más, el tercer noviembre más cálido).
Diciembre fue extremadamente cálido, con una temperatura media sobre la España peninsular 2,9 °C por encima de la media del mes, con lo que se convirtió en el diciembre más cálido en 61 primaveras.
Año muy seco
Por otro costado, el año 2022 fue muy seco en el conjunto del país, con una precipitación media sobre la España peninsular de 536 litros por metropolitano cuadrado, es proponer, un 16% menos de lo habitual. Se negociación del sexto año más seco desde 1961 y el cuarto del siglo XXI.
El año pasado tuvo un carácter entre natural y seco en prácticamente toda la península, diferenciado por zonas geográficas. Fue entre seco y muy seco en el tercio ideal peninsular, gran parte de Castilla-La Mancha, Andalucía y sur de Extremadura, y llegó a ser extremadamente seco en áreas de Cataluña, País Vasco, Navarra, ideal de La Rioja y noroeste de Aragón.
El Pantano de Sau durante un episodio de sequía. 
Por el contrario, resultó húmedo o muy húmedo en la Comunidad Valenciana, Murcia, Almería y puntos de Extremadura y Castilla y Audaz. En Baleares, el año tuvo un carácter entre natural y húmedo, con excepción de la fracción occidental de la isla de Mallorca, donde fue muy seco. Y en Canarias resultó húmedo, en genérico.
Llovió menos de lo natural en prácticamente toda la península y el pasivo fue de al menos un 25% en la cornisa cantábrica, el ideal de Castilla y Audaz, puntos de Aragón y Cataluña, gran parte de Navarra y La Rioja, el sur de País Vasco, Guadalajara y la fracción occidental de la isla de Mallorca.
Imagen de archivo del costero barcelonés en un día tormentoso. 
En contraste, llovió más de lo habitual en el sureste de Aragón, Comunidad Valenciana, Murcia, Almería, el ideal de Obús, Albacete, algunas áreas de Cuenca, Toledo, el sur de Madrid y Extremadura, así como en Canarias.
En cuanto a los récords, destacan los 148 litros por metropolitano cuadrado registrados en el aeropuerto de Valencia el 11 de noviembre, el documento más parada desde al menos 1966 en ese motivo. Hubo 132,5 litros el 3 de marzo en el aeropuerto de Alicante/Elche (conmemoración desde 1967), y 104 litros el 25 de diciembre en el aeropuerto de Gran Canaria (desde 1951).
Crecimiento de las precipitaciones
En cuanto a la progreso a lo derrochador del año, enero y febrero fueron muy secos, con un 74% y un 79% menos precipitación de lo natural, respectivamente. La primavera resultó húmeda con 189 litros por metropolitano cuadrado en la España peninsular (un 12% más de lo habitual). Marzo fue muy húmedo (un 123% más), abril tuvo un carácter húmedo (un 4% más) y mayo, extremadamente seco (un 65% menos).
Por el contrario, el verano resultó muy seco, con un valía de precipitación media sobre España peninsular de 48,2 litros por metropolitano cuadrado, un 35% menos de lo habitual. Junio y julio fueron muy secos (un 47% y un 51% menos, respectivamente) y agosto tuvo un carácter natural (un 4% menos).
El otoño fue muy seco, con una precipitación media sobre la España peninsular de 152 litros por metropolitano cuadrado, un 24% menos de lo natural. Septiembre y octubre resultaron secos (un 19% y un 32% menos), con el septiembre más húmedo en Canarias desde 1961 gracias al ciclón tropical Hermine. Noviembre tuvo un carácter natural (un 19% menos de lo habitual) y diciembre fue húmedo (un 43% más).
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