Luego de encajar merienda humillantes derrotas que pulverizan el récord de fracasos tocado hace cien abriles por otro candidato a la presidencia de la Cámara de Representantes, el flagrante candidato republicano al cargo, Kevin McCarthy, abrió su etapa de este viernes con una discusión a la desesperada para salir seleccionado. Para ello necesitaba convencer al menos a 16 de los 20 ultras de su clase que hasta el momento, en esas merienda votaciones celebradas en los tres días anteriores, habían votado en su contra.
Luego de unas primeras horas de discusiones, y cuando faltaba menos de una para que se reanudaran las votaciones en el hemiciclo, McCarthy dijo a los republicanos del sector oficialista que acababa de demorar a un acuerdo con uno de los cabecillas de la alzamiento extremista, Chip Roy, quien a su vez podría atraer el apoyo de otros diez representantes a la candidatura. Los números mejoraban, pero las cuentas no terminaban de salir.
Mientras otros parlamentarios rememoraban el cruento asalto extremista al Capitolio en su segundo aniversario, McCarthy tenía que seguir negociando para sujetar a cuatro o menos el número de opositores internos a su candidatura.
¿Pero qué más podía ofrecer el candidato luego de las cesiones que ya había hecho horas y días detrás? Estaba por ver; lo mismo que el resultado de la duodécima votación, que se antojaba ya decisiva para determinar si su aspiración al cargo seguía siendo sostenible.
(Seguirá ampliación)
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