Vladímir Putin ha colocado un parada el fuego de 36 horas en la geurra de Ucrania, haciéndose eco de la petición, horas ayer, del patriarca Kiril, vanguardia de la iglesia ortodoxa rusa. Kiril hizo esta propuesta con motivo de la Navidad ortodoxa, que coincide con el día de la Epifanía. La iglesia rusa utiliza el calendario juliano, que marca la Navidad trece días más tarde que el calendario gregoriano.
"Yo, Kiril, patriarca de Moscú y de toda Rusia, hago un llamada a todas las partes implicadas en el conflicto interno para que cesen el fuego y establezcan una tregua navideña desde las 12 h. del 6 de enero hasta las 24 h. del 7 de enero, de modo que los ortodoxos puedan asistir a los oficios de Nochebuena y Navidad”, decía el mensaje del mayor líder religioso ruso.
La orden de Putin, dirigida al ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y publicada en la página web del Kremlin, dice: "Tomando en cuenta la señal de Su Virtud el Patriarca Kiril, ordeno al Empleo de Defensa de la Unión de Rusia que proceda a un parada el fuego a lo holgado de toda la término de contacto de las partes en Ucrania desde las 12 h. del 6 de enero del 2023 a las 24 horas del 7 de enero del 2023". Y añade: "Basándonos en el hecho de que un gran número de ciudadanos profesan la vida ortodoxa en las zonas de combate, pedimos a la parte ucraniana que declare un parada el fuego y les de la oportunidad de atender los servicios -religiosos- en Nochebuena, así como en el día de Pascuas de Cristo".
La presidencia ucraniana califica la propuesta de "trampa cínica" y "propaganda"
El asesor presidencial ucraniano Mijailo Podolyak calificó de “trampa cínica y sujeto de propaganda” la "testimonio de la iglesia ortodoxa rusa de una 'tregua de Navidad'".
La invasión de Ucrania ha dividido a las dos mayores congregaciones eslavas y se ha sumado a una creciente disputa adentro del cristianismo fiel eslavo. Como muchos ucranianos querían librarse del dominio ruso tras el colapso de la URSS en 1991, Constantinopla, que supervisa la mayoría de las iglesias ortodoxas modernas, concedió la autocefalia a la iglesia de Ucrania, lo que provocó la discordia con Moscú, que la considera usurpadora.
La iglesia rusa ha respaldado lo que el Kremlin denomina su “operación marcial particular”. El propio patriarca Kiril justificó la extirpación como una “lucha metafísica” para frenar la influencia en Rusia de la ideología tolerante occidental. De guisa análoga, el presidente Vladímir Putin afirma que defiende a los rusoparlantes del este de Ucrania en un conflicto con un Poniente “absolutista” liderado por Estados Unidos que quiere destruir Rusia y su civilización.
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