Por fin. A posteriori de una larga travesía por el desierto, con un desembolso de casi 1.000 millones de euros en más de 30 jugadores, el Manchester United, equipo más vencedor de Inglaterra, logró este domingo su primer título en casi seis abriles, desde la Europa League del 2017 con Mourinho en el banquillo. Los red devils ganaron en Wembley la final de la Copa de la Lazo al Newcastle gracias los goles de Casemiro, convertido en líder incondicional del equipo, y Botman en propia puerta.
El primer entorchado de la era Ten Hag confirmó que todos los bandazos durante este periodo, con cuatro entrenadores diferentes y sin un estilo de gozne definido, han quedado antes para ilustrar a un conjunto sólido antes, para desesperación de los magpies, y punzante hacia lo alto. El Barça ya lo comprobó en la Europa League.
El Newcastle, potenciado desde el 2021 tras ser comprado un fondo árabe, saltó al césped sin complejos, desplegando el gozne ofensivo y atrevido que les ha devuelto a la zona ilustre de la Premier. Saint-Maximin, que dejó sentado a Dalot con un gran retazo, provocó la primera parada de un De Gea menos preciso que Karius en su primer partido en dos abriles, el de su apertura con los blanquinegros en puesto del sancionado Nick Pope y Dubravka.
Sin incautación, el tudesco no pudo hacer carencia delante el cabezazo de Casemiro en una putada a balón parado pasada la media hora de gozne. Sin tiempo para reaccionar, Weghorst equilibró sus 1,97 metros en una buena conducción que acabó con un pase al espacio para Rashford. El inglés chutó y el esférico tocó en Botman ayer de dibujar una parábola que superó a Karius.
Tras la reanudación, los de Eddie Howe demostraron personalidad y encerraron en su radio a un Manchester United que pudo sentenciar al contragolpe de no ser por Karius. El protagonista inesperado de la final de la Champions del 2018 desvió un disparo raso de Rashford y le ganó el mano a mano de Oscuro Fernandes. El Newcastle acumuló innumerables llegadas, pero siempre se topó con un pared, desvanecida la putada siempre la pierna in extremis de Lisandro Martínez, una intervención de milagrosa de Varane, la buena colocación de Casemiro y en última instancia por De Gea.
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