Mientras algunos sueñan grandes cosas durante la mocedad como convertirse en cantante, actor de cine, novelista o cosmonauta, otros se imaginan creando con sus propias manos y desde su habitación máquinas como un reactor nuclear.
Así lo ha demostrado David Hahn, un fresco apasionado de la ciencia que se propuso fraguar él solo y desde su habitación su propio reactor reproductor, un tipo de reactor nuclear que genera más combustible del que consume.
“Imagina que tienes un coche y comienzas un delirio amplio. Cuando empiezas, tienes medio tanque de gasolina. Cuando regresa a casa, en empleo de estar casi hueco, su tanque de gasolina está repleto. Un reactor reproductor es como este coche mágico. Un reactor reproductor no solo genera electricidad, sino que incluso produce nuevo combustible”, explica Hahn en un texto sobre su vida.
Al parecer, la idea nació durante la crisis del petróleo de la lapso del 90 en Estados Unidos, fue allí cuando decidió hacer su propio reactor, uno del tipo que se distingue por suscitar más combustible del que consume. Sin retención, como no contaba con mosca tuvo que ingeniárselas para conseguir los materiales para su esquema y, para ello, se hizo acaecer por profesor universitario.
Encargó un kit de contador Geiger, herramienta que permite calcular la radiactividad de un objeto, y con él empezó a comprender radiación muy cerca de su casa. Un cuestionario que puso en peligro no solo su vida sino incluso a todo el vecindario.
¿Cómo le pillaron?
David ya había transformado múltiples materiales radioactivos cuando fue pillado por las autoridades cuando un vecino llamó a la policía pensando que estaba robando neumáticos cuando en sinceridad lo que estaba haciendo era a cargar su reactor nuclear en el coche.
Cuando la policía llegó y vio la radioactividad del transporte pidió refuerzos y detuvieron a David pensando que se trataba de una explosivo. Los niveles de radiación en su coche eran mil veces mayores que lo frecuente, por lo que tuvieron que purificar la zona de materiales nucleares e involucrar al FBI y a la Comisión Reguladora Nuclear.
Al parecer, la vivienda de David “presentaba un peligro inminente y sustancial para la salubridad pública y para el medio círculo”, según la Agencia de Protección Ambiental estadounidense. Por eso mismo, tuvieron que realizar una desinterés exhaustiva de unos 60.000 euros. Finalmente, David fue puesto en exención sin cargos y falleció en 2016, a los 39 abriles por causas desconocidas.
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