Había prometido que viajaría a Kyiv ayer del 24 de febrero, cuando se cumple un año de la invasión rusa, y finalmente la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, se ha desplazado este martes a la haber ucraniana, un día a posteriori de la importante visitante del presidente estadounidense, Joe Biden. Meloni llega para subrayar el apoyo italiano a la causa ucraniana entre la esforzado polémica por las últimas declaraciones de Silvio Berlusconi, miembro de la coalición del Gobierno derechista, que sigue culpando a Volodímir Zelenski del conflicto.
La premier italiana ha llegado en tren desde Polonia y visitará las localidades de Bucha e Irpin, símbolo de las atrocidades de la campaña rusa, ayer de reunirse con Zelenski en el palacio presidencial de Kyiv. “Hemos protegido apoyo financiero, marcial, humanitario y civil”, aseguró ayer de delirar. “Evidentemente, Ucrania puede contar con el apoyo italiano como hemos hecho desde el principio. Hemos estado allí y lo continuaremos haciendo”, subrayó.
El lunes, Meloni anunció el expedición de generadores eléctricos para cubrir las micción de tres millones de personas y su ministro de Exteriores, Antonio Tajani, prometió misiles tierra-aire de defensa aérea, poco que seguramente reiterará la mandataria en una rueda de prensa esta tarde en Kyiv. Ayer de delirar, Meloni habló por teléfono con Biden, con quien conversó sobre su “estrecha coordinación” en el apoyo a Ucrania, incluyendo la subvención económica, humanitaria y en materia de seguridad.
La visitante es importante, seguramente la salida internacional de anciano visibilidad desde que Meloni alcanzó el poder tras cobrar las elecciones anticipadas de septiembre. Encima, puede ser impopular en un país en que el 52% de los italianos son contrarios a despachar más armas a Ucrania, según los sondeos. Sigue el ejemplo de su predecesor, Mario Draghi, que en junio viajó a Kyiv contiguo al presidente francés, Emmanuel Macron, y el canciller germano, Olaf Scholz. Con su desplazamiento, la líder ultraderechista quiere dejar constancia de que los comentarios del exprimer ministro Berlusconi –cuyo partido, Forza Italia, es socio minoritario del Ejecutante– no tendrán impacto en la política foráneo del Gobierno.
Las relaciones con Putin
El PPE cancela una reunión en Nápoles tras las últimas declaraciones de Berlusconi
La semana pasada, mientras acudía a elegir para las elecciones regionales en Lombardía, Berlusconi volvió a causar tensiones en la coalición al pelar a la primera ministra por poseer hablado con Zelenski en Bruselas. Si fuese él el primer ministro, dijo, “no hablaría con él”. “Bastaba que dejase de atacar las dos repúblicas del Donbass y esto no habría pasado nunca, por lo que considero que el comportamiento de este señor es muy, muy agorero”, insistió, en un parpadeo a su antiguo amigo Vladímir Putin.
Sus declaraciones obligaron a que el Ejecutante italiano saliese del paso para equilibrar que “el apoyo a Ucrania por parte del Gobierno es firme y convencido”, “como está previsto claramente en el software y como han confirmado todos los votos parlamentarios de la mayoría que lo apoya”. Pero no es la primera vez que Il Cavaliere ataca a Zelenski. En octubre, se filtró una conversación en la que acusaba al ucraniano del conflicto por poseer “triplicado los ataques” en el Donbass desde su presentación al Gobierno. Incluso alardeó de poseer retomado las relaciones con Putin, que le regaló vigésimo botellas de vodka” y una “carta dulce” por su 86 cumpleaños, a lo que respondió con Lambrusco y otra carta donoso.
El malestar en Kyiv fue evidente. El portavoz del Profesión de Exteriores, Oleg Nikolenko, le acusó de “achuchar las manos sangrientas de Putin”. Zelenski respondió tirando de ironía: “Quizás le deberíasmo mandar poco… tenemos vodka ucraniano de gran calidad”, sostuvo. La incomodidad ha llegado a Bruselas y el Partido Popular Europeo (PPE), del que forma parte Forza Italia, ha cancelado una reunión planeada en Nápoles en junio. "El apoyo a Ucrania no es opcional", escribió el líder del PPE, el germano Manfred Weber.
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