No se reconocen lo suficiente la cantidad de aciertos de You, una serie contemplada por muchos como un placer culpable pero que es más repertorio que el 80% de la proposición televisiva y que está de revés con los cinco primeros episodios de la cuarta temporada. Parte de la fallo de su reputación recae en su molde previamente convencional. Su dirección no rebosa ideas, a menudo tiene interpretaciones con tan pocos matices como sus personajes y su ritmo y la estructura de los episodios son herederos de la televisión en franco. Esto extremo tiene sentido: ayer de ser adquirida por Netflix, You pertenecía a un canal de cable fundamental de Estados Unidos. Y, al ser una serie más enfocada al sabido femíneo, no fueron pocos quienes con condescendencia machista se negaron a ver la valentía de la propuesta auténtico: una obra accesible que, adquiriendo medios de la ficción romántica, retrataba a un acosador de mujeres (y, como se demostró más delante, perverso ocasional).
Una serie diferente
Es una obra accesible que, adquiriendo medios de la ficción romántica, retrataba a un acosador de mujeres
La primera temporada era brillante por el contraste entre la voz-en-off de Joe Goldberg (Penn Badgley) y los juicios que podía emitir el espectador al ver sus acciones. Él se vendía como el airoso por paradigma: un hombre culto, atento, caballeroso y preocupado por la mujer que le tenía cautivado, Beck (Elizabeth Lail). Pero en sus acciones veíamos cada paso de su acoso psicópata mientras podíamos escandalizarnos (o no) por los razonamientos tras sus acciones. Incluso había cierto sentido del humor en los guiones de Sera Gamble, su showrunner, en las relacionadas con el sexo: él se esforzaba en ser el hombre ideal para, cuando tenía a su presa en la cama, tener una eyaculación precoz. Para rematar la pasada, esa primera tanda de episodios incluso tuvo un final robusto, que terminaba de retratar al malvado protagonista sin concesiones de cara al sabido.
Esa fórmula no era factible de sostener. Repetir la estructura de “Joe se obsesiona con otra mujer y repite los mismos patrones” iba a transmitir la sensación de déjà vu, así que Gamble apostó por introducir giros en la trama que cambiaron la percepción de la historia troncal. La segunda temporada no iba sobre encontrar el inclinación con Love (Trofeo Pedretti) sino lo que sucedía cuando Joe se dejaba cautivar por una mujer que, en ingenuidad, no era tanto un animal herido como otro monstruo. En la tercera temporada se remató este portería argumental con un descubrimiento: la curiosidad, la conquista y el control eran micción de Joe como ser humano corrupto y, por lo tanto, la estabilidad en una dominio residencial con una mujer y un hijo no podían anestesiar sus pulsiones más oscuras. De paso, You elevó su crítica social: introducía medios de sátira en los círculos sociales de Joe, que miraba con hartazgo tanto el privilegio como la nueva civilización new age.
Una escritor con fortuna
Repetir la estructura de “Joe se obsesiona y repite los mismos patrones” iba a transmitir la sensación de déjà vu, así que Gamble innova temporada a temporada
Con la cuarta temporada, por lo tanto, llegaba un nuevo desafío para Gamble, quien había despedido el personaje en octubre de 2021 con una revelación: se había mudado a Europa para huir de un pista de cadáveres cada vez más difícil de ocultar y, adicionalmente, encontrar a Marienne (Tati Gabrielle), esa bibliotecaria, comediante y origen soltera de quien había matado al exmarido como acto de dadivosidad. Un cambio de acento, sin retención, no era suficiente para regenerar este drama adulto, accesible y de afición adictiva. Pero este no era exactamente el plan de la escritor. El secreto de esta nueva etapa de You consiste en reformular la serie como un whodunnit, o sea, una obra con un ocultación principal y el interrogante de descubrir la identidad del perverso.
Ahora Joe trabaja de profesor de humanidades inglesa en Oxford bajo el nombre de Jonathan Moore. La serie no tarda en discurrir esta nueva identidad, aunque esto comporte introducir flashbacks francamente con calzador. Y, como no podía ser de otra forma, el catedrático inflexible se adentra automáticamente en los círculos más pijos de Londres, que detesta pero que adora enjuiciar internamente. Lo interesante es que, mientras sus obsesiones femeninas permanecen en un segundo plano (sí, el hombre sabe controlar sus pulsiones de forma temporal, ya lo sabíamos), se ve envuelto en un homicidio del que no recuerda cero. Esto le lleva (quelle horreur!) a encarar su vida con una mentalidad de whodunnit, un categoría poético que desprecia con todas sus fuerzas.
El diálogo que tiene Joe con una alumna prometedora, Nadia (Amy-Leigh Hickman), es inverosímil que no dibuje una sonrisa entre quienes disfruten de este categoría: el mentor critica estas novelas como formulaicas mientras la zagal defiende a Agatha Christie, su capacidad de entretenimiento o cómo el rompecabezas siempre incluye un comentario social. Y, para que se entienda hasta qué punto You se adentra en este dominio, incluso lleva a Joe a una cena que incluye un conjunto de asesinatos, en el que participan todos los adinerados que desprecia, entre quienes se incluye una galerista de carácter duro, Kate (Charlotte Ritchie), a quien suele ver desde la ventana de su casa.
A estas paraíso, asimismo hay que reconocerlo, ni tan siquiera esta reinvención puede disimular que You está más cerca de su ocaso que de sus estimulantes y subversivos inicios, donde mejoró aquello que Dexter había intentado. La visión meta del whodunnit no se acaba de integrar en la trama que (otra vez) se divierte con secundarios odiosos y cada vez más intercambiables. Siquiera se esfuerza en discurrir en exceso cómo Joe se sale de rositas de tantos momentos comprometidos. Pero el atractivo de Joe Goldberg como personaje, por intenso que sea como narrador, no se reduce: a medida que avanza la serie, cada vez nos lleva más a su dominio de conjunto, abrazando sus contradicciones y con esa eterna (y fallida) encargo de ser mejor persona.
Un muy buen protagonista
El atractivo de Joe Goldberg como personaje, por intenso que sea como narrador, no se reduce: a medida que avanza la serie, cada vez nos lleva más a su dominio
Teniendo en cuenta que You a menudo se analiza como un simple placer culpable, toca escudriñar su inteligencia como ficción televisiva: su extraordinario pulso a la hora de manejar a su enrevesado protagonista, su capacidad de desavenir sus confesiones a nuestra decente (y obligándonos a ver más allá de sus palabras) y el entendimiento de Sera Gamble de que tiene que reinventar su obra cada temporada. El desgaste ahora es evidente pero se puede apreciar la idea detrás de la presente temporada.
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