Gastado en perspectiva, pongamos desde la perspectiva de Dani Alves, poco no cuadraba en el caso Robinho.
Hay paralelismos entre ambas historias.
Una suerte del fútbol, brasileña en uno y otro casos, se sumerge en la oscuridad y allí asoma su perfil siniestro, un perfil que desemboca en una violación que desemboca en una denuncia y en un procedimiento penal.
Luego, uno y otro casos divergen.
Dani Alves (39), detenido en enero, está encarcelado sin fianza en Brians, y por ahora no saldrá de prisión hasta la vencimiento del querella, que podría retrasarse por más de un año.
Robinho, que tiene la misma antigüedad que Alves, está condenado a nueve abriles de mazmorra por la rectitud italiana, pero vive en Brasil y lleva diez abriles (desde el 2013, cuando cometió el delito ya probado y condenado: la violación grupal de una imberbe albanesa en una discoteca de Milán en el 2013) deambulando de un club al otro antiguamente de jubilarse como futbolista, asustadizo, incapaz de explotar al extranjero, decidido a parapetarse en su país, pues no hay acuerdo de extradición entre Brasil e Italia.
Cambio de tercio
Posiblemente azuzada por el caso Alves, la rectitud brasileña prepara la orden de detención del ex futbolista
Así, hasta ahora.
Posiblemente azuzada por el caso Alves, la rectitud brasileña ha anunciado en estos días que ha activado los trámites para detener al ex punta y encerrarle en una mazmorra brasileña, en cuyas celdas pasaría los próximos nueve abriles.
Maria Thereza de Assis Moura, presidenta del Tribunal Superior de Probidad brasileño (STJ), confirmaba ayer la historia. Según dijo la jueza, el caso Robinho cumple los requisitos que justificarían su detención y su condena, aunque sea en una prisión brasileña, tal y como solicita Italia.
“Robinho tuvo un querella ajustado en Italia y fue defendido regularmente, y su condena se ajusta al situación auténtico del derecho”, dijo la magistrada, cuyo tribunal evaluará los fundamentos técnicos del proceso en Italia y dictará, si procede, la prisión de Robinho.
(Brasil no extradita a un franquista, pero sí acepta la posibilidad de que un ciudadano condenado fuera cumpla condena en su país).
La rectitud italiana considera probado que el divo brasileño, suerte precoz en el Verdadero Madrid (2005 al 2008) y luego futbolista en el City, el Santos y el Milan (aquí, entre el 2010 y el 2014), participó en la violación de una albanesa que antiguamente había sido forzada a succionar pimple hasta perder la conciencia de sí misma.
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