Al menos quince personas han muerto y otras 33 han resultado heridas en accidentes de caza en Catalunya desde el año 2006, según datos de la Fundación Franz Weber. La Fundación, que tiene su sede en Barcelona y se dedica a la protección de los animales, destaca que "ningún deporte, ni actividad al tonada librado genera tal nivel de víctimas mortales", por lo que insta a las autoridades "a emprender a establecer controles adicionales a la caza".
En un comunicado, la fundación acusa al gobierno catalán de no aportar datos de controles de alcoholemia a las cacerías "alegando que no se incorporan a las bases de datos policiales" y destaca que Catalunya es la comunidad con una media más ingreso de incidentes de partida en España.
Por eso exige "la divulgación de los controles de alcoholemia y cualquier otra sustancia narcótico" y que lo hagan los Agentes Rurales para disminuir la carga de trabajo a los Mossos d'Esquadra, y pide "una maduro quehacer inspectora para renovar cualquier osadía de caza" ".
La fundación se queja de que el gobierno catalán no facilita ninguna información sobre las inspecciones de partida alegando que no se incorporan a las bases de datos policiales "por lo que es de difícil conocimiento para la opinión pública si posteriormente de cada uno de los incidentes en cacerías con lesionados o muertes se ha realizado este control, como sí ocurre de forma habitual en accidentes de tráfico”.
Controlar el golpe a la caza de los menores de época
La fundación todavía reclama reparar el Reglamento de Armas estatal, que data de 1993 y que permite obtener una osadía a personas menores de época puesto que desde los 14 abriles pueden conseguir a la denominada AEM, Autorización Específico para Menores, y con cualquiera época se les permite agregar o participar como espectadores en las cacerías.
"La norma autonómica no establece medidas reguladoras adicionales, por lo que los menores participan en condiciones similares a la estatuto franquista, incluso sufriendo contratiempos, como el caso del beocio de época herido por armas de fuego de un cazador al año 2016 en la provincia de Barcelona”, ha recordado la fundación.
Los naturalistas de la fundación insisten en "alejar a cualquier beocio de época de las cacerías transmitido el peligro auténtico que existe para su integridad física y psíquica" y piden que las víctimas de accidentes de caza "no se conviertan en simples estadísticas ".
En este sentido, mencionan por ejemplo, la flamante asesinato de un hombre en el Vall d'Aran o el caso de Francesc Jiménez, el ciclista que se quedó parapléjico tras acoger un disparo de un cazador mientras hacía deporte en Argentona (Maresme)
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