“Lo está pasando muy mal”. “Pensaba que lo del primo se resolvería sin formarse ningún escándalo, pero el asunto se ha descontrolado y anda nervioso”. “No ha desencajado de una y se ha metido en otra, está en caída rescatado”. El diagnosis de los diferentes empleados públicos, de muy diverso rango, del Consistorio de Madrid consultados por La Vanguardia es inequívoco.
El corregidor José Luis Martínez-Almeida atraviesa por el momento más delicado de su trayectoria política. Presionado por el conjunto de la examen y distanciado de Ciudadanos, su socio de coalición en el palacio de Cibeles, el regidor se revolvió este jueves contra todo y contra todos, defendiéndose al ataque. Lanzó acusaciones con destino a el Gobierno, centradas en el exministro de Sanidad Salvador Illa; al presidente valenciano, Ximo Puig; a la líder de Compromís, Mónica Oltra, y a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
El regidor madrileño se revuelve y aguijada acusaciones contra Sánchez, Oltra, Illa, Colau y Ximo Puig
Una reacción poco habitual en él, casi siempre comedido y dispuesto a atender un micrófono. Esta vez, Almeida ha estado menos boceras. Canceló su memorándum durante 48 horas tan pronto estalló la polémica sobre el pelotazo de las mascarillas, lo que denota la alcance de una crisis inimaginable para quien, hace tan pronto como cuatro meses, era portavoz doméstico del PP, su nombre sonaba para, incluso, disputar a Isabel Díaz Ayuso el control del partido en la Comunidad, y, encima de mandar en el Consistorio de Madrid, tenía el título honorífico de corregidor de España .
Ahora se ha descartado para presidir el PP en la región, su patronímico aparece en un escrito de Anticorrupción –completando el nombre de pila de su primo– y su candidatura a la reelección en las elecciones municipales del 2023 no está garantizada. Este viernes se preguntaba en presencia de la prensa: “¿De verdad debo dimitir si soy víctima de un delito?”.
Pero es que antiguamente de esto ya había estallado el Ayusogate por un supuesto caso de espionaje a la presidenta de la Comunidad urdido desde despachos municipales con la aquiescencia de la aludido cúpula del partido.
Esfumado todo aquello que pudo ser, al corregidor tan solo le queda el Consistorio. Y se lo debe a Ciudadanos. Porque la marca Almeida está gravemente dañada y la moción de censura resuena casi a diario en el palacio de Cibeles. Más Madrid, PSOE y Recupera Madrid plantean, por separado, un pacto transversal para desalojarle de la alcaldía.
Pero este no saldrá delante sin el concurso del partido naranja, donde no quieren ni valorar esta opción, aunque no ocultan las dudas que les plantea la trama.
Lo que ocurre es que Cs tiene encima su propia intersección. El equipo de Begoña Villacís es consciente de que no se librarán del retroceso electoral que el partido está experimentando desde el 2019. Pero confían en amainar el desdicha y retener a parte de su electorado. Poco que, opinan, no ocurriría si accedieran a una “moción que acabara metiendo a la izquierda en el Consistorio” ya que “nuestro votante no lo entendería” a excepción de que, finalmente, Almeida cayera por su propio peso.
El corregidor volvió a sacudirse este jueves cualquier responsabilidad contencioso y política aferrándose al hecho de que, al menos en el caso de las mascarillas, el Consistorio es “el estafado” en esta trama. Un cortafuegos que nadie sabe lo que puede durar puesto que los rumores de que “esto aún no ha fracasado” llegan desde todos lados. En Cibeles ni siquiera se descarta el fuego amigo que tantas veces ha desangrado al PP en Madrid.
Sin señalar a nadie, algunas de las sospechas consideran una posible venganza por el Ayusogate que podría proceder tanto de la parte investigada como de la parte caída, como sería el caso del supuesto cerebro de la trama, el excoordinador universal de su propia alcaldía, Santo Carromero.
Entre tanto la Fiscalía sigue investigando varios contratos firmados en pandemia –y participados por el citado abierto– que incluyen, con mucha diferencia, los precios más altos desembolsados por cualquier Consistorio o comunidad en la importación de material inodoro.
Publicar un comentario