La riqueza de China, que vive estos días su peor brote de coronavirus desde hace dos primaveras, superó las expectativas y creció un 4,8% interanual en el primer trimestre del año. La guarismo supera a la descubierta estos días por los analistas, que pronosticaron una expansión del Producto Interior Bruto (PIB) del 4,4%. Es inferior, pero, al 5,5% fijado como objetivo por el Gobierno central para el general del año.
Según los datos ofrecidos este lunes por la Oficina Franquista de Estadística china (ONE), gran parte de ese crecimiento se acumuló en los meses de enero y febrero. En marzo, con el virus ya expandido por el región chino y las restricciones afectando a centros industriales esencia como Shenzhen, Dongguan o Shanghai, los indicadores comenzaron a flaquear.
Así quedó reflejado en las ventas minoristas, importantes para valorar el estado de humor de los consumidores, que cayeron en marzo un 3,5% con respecto al año pasado. Por su parte, la producción fabril creció un 5% en marzo, un ritmo más moroso que el registrado en los dos primeros meses del año (del 7,5%). Las importaciones, que se habían acelerado en enero y febrero, asimismo cayeron ligeramente el mes pasado.
“Debemos ser conscientes de que el entorno doméstico e internacional (una relato velada a la refriega en Ucrania) se está volviendo cada vez más complicado e incierto, y que el avance financiero se enfrenta a importantes dificultades y desafíos”, señaló Fu Linghui, portavoz de la ONE.
Indicadores
Las ventas minoristas cayeron en marzo un 3,5% con respecto al año pasado
Con respecto al general del año, “aunque existe cierta presión a corto plazo sobre la riqueza, se prórroga que la riqueza de China mantenga una tendencia de recuperación del avance”, apostilló.
Desde el inicio de la pandemia en el 2020, Pekín apostó por una política de tolerancia cero contra el patógeno, que contempla un cumplidor control de sus fronteras o testeos masivos y cierres estrictos cuando surgen un brote, por pequeño que sea.
Según el cárcel Nomura, en la ahora hay unos 400 millones de chinos -casi una cuarta parte de la población- bajo algún tipo de confinamiento total o parcial en medio centenar de ciudades que acumulan el 40% del PIB de la segunda riqueza mundial.
La coetáneo oleada de infecciones y las restricciones impuestas se han agravado con la presentación del mes de abril, lo que explicaría por qué su intención no se ha dejado notar tanto en los datos oficiales del primer trimestre.
“Se prórroga que los datos de abril sean aún peores. Los indicadores sugieren que las interrupciones de la coetáneo ola de virus se han intensificado desde principios de este mes. A menos que la situación mejore muy pronto, es difícil ver cómo el crecimiento no se desacelerará aún más este trimestre”, analizó en una nota Julian Evans-Pritchard, analista de China Economics.
Por su parte, Pekín sigue mandando continuos mensajes de su apoyo a la política de covid cero, aunque intentando que afecte lo menos posible a su avance. Hace unos días, el primer ministro, Li Keqiang, pidió a los funcionarios locales “un sentido de emergencia” para que limiten los bienes de los cierres en su riqueza. El miércoles, el Consejo de Estado aprobó una serie de medidas para prestar apoyo a las pymes más perjudicadas, mientras que el cárcel central chino se comprometió dos días posteriormente a ayudar más a los bancos comerciales para promover el crecimiento.
Durante este fin de semana, las autoridades locales de Shanghai presentaron una hoja de ruta que permitirá a sus empresas esencia del sector automovilístico, tecnológico o la biomedicina reanudar su actividad en los próximos días bajo un maniquí de “circuito cerrado”. El sistema, ya en vigor en algunas empresas desde el inicio de los cierres, implica que los trabajadores vivan en el espacio de trabajo sin abastecer contacto con el foráneo y se sometan con regularidad a pruebas de detección de la covid.
Lo que pase en China en los próximos días será importante para el resto del mundo, ya que puede afectar aún más a las cadenas de suministro globales de las que dependen muchos fabricantes, elevando los costes de producción o el precio del transporte de intereses. Encima, una China a medio gas asimismo importará menos de otras naciones, desde fortuna naturales a bolsos de diseño producidos en terceros países.
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