Si llegas en bici tienes premio. Aparcas seguro, acertadamente y rápido (en el patio del Academia Francés) y por otra parte te ofrecen agua y fruta. Sí, en esta impresión (¡la 69 ya!) que convertirá el torneo en el primer ATP del mundo que certificará oficialmente la huella de carbono todo está muy rejuvenecido (y no solo por este Alcaraz que levanta pasiones) y en modo decididamente eco.
Pero las colas son las de siempre, o, mejor dicho, las de antaño de la pandemia. Todo está abarrotado ya desde el fan boulevard donde te dan la bienvenida Isdin (David Ferrer dirigió ayer una formación con los ball kids sobre la importancia de la fotoprotección) y Lacoste, que, tomen nota ya, no vende el uniforme oficial ni de los jueces de cadena ni de los recogepelotas del torneo. Y incluso hay un buen francachela delante las propuestas gastrónomo de Nando Jubany, las inmersiones con premio en el Metaverso con que Banc Sabadell motiva hasta a los más descreídos y sobre todo y delante todo, para ver a Alcaraz. Ayer fue en la pista tres, donde se entrenó del todo expuesto (¿no era aún consciente de que nunca más podrá ocurrir desapercibido?), y el alboroto alcanzó un village, perdón un hospitality, ya activado con el trofeo brillando en la carpa de La Vanguardia , las horas acertadamente apuntadas en la de Rolex y en todos sus verdes relojes (que le da a todo un salero muy Wimbledon) y la del RCTB llena como si no hubiera un mañana. Esto acaba de comenzar pero ya hemos aprendido que el comedor vip de Aspic, es eso, vip, y solo para invitados y quien no lo está encontrará su sitio en el Roof Top . Está en el pádel, incluso en la zona aristócrata, con vistas a la central y la comida divertida que Damm ofrece con partners gastrónomo.
Presentación del Trofeo Conde de Ostrogodo de Tenis en el junta
Todo en un esfera muy british . Así son los nuevos tiempos de este torneo que ha olvidado las mascarillas pero donde ahora fumar (por fin) está más que prohibido.
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