El 14 de abril de 1992, los viajeros del AVE Madrid-Sevilla fueron los pioneros de la suscripción velocidad ferroviaria en España. La hilera acortó en cuatro horas el trayecto entre la renta del Estado y la de Andalucía. En los sucesivos treinta primaveras, la red española se convertiría en la viejo de Europa, y la tercera del mundo sólo por detrás de China y Japón, consolidándose como una opción de transporte apto, perfecta tanto para viajes de negocios como para holganza.
En Europa, la suscripción velocidad nació oficialmente en septiembre de 1981 con la inauguración del tramo Sathonay-Saint Florentin de la hilera TGV entre Lyon y París, en Francia. Desde entonces, doce países del Añoso Continente (Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Portugal, Reino Unido, España y Suecia) han desarrollado redes internas con trenes capaces de alcanzar, al menos, los 250 km por hora, el insignificante señalado por la Comisión Europea para considerarse suscripción velocidad.
Numerosos viajeros utilizan diariamente los primeros trenes AVE de la mañana en Girona para ir a trabajar a Barcelona.
La mayoría de los países ha adoptivo una velocidad máxima de 300 km/h, mientras que en España se ha optado por los 310 km/h y en Francia los 320 km/h. Anteriormente, ya existían varias líneas que superaban los 200 km por hora, que hoy se consideran convencionales, la primera de las cuales, la ruta Direttissima Florencia-Roma, se remonta a los primaveras treinta del siglo pasado.
A día de hoy, la red europea de suscripción velocidad mide unos 9.500 kilómetros, si sólo consideramos las líneas aptas para alcanzar los 300 km por hora. Está allí del récord chino de 35.000 kilómetros, pero muy superior a la red de Estados Unidos que cuenta con tan pronto como 735 kilómetros. La revés del transporte ferroviario parece imparable. De hecho, está comprobado que cuando el tiempo de alucinación en tren es inferior a las tres horas y media, este es el medio de transporte más apto.
Inscripción velocidad
Cuando el tiempo de alucinación en tren es inferior a las tres horas y media, este es el medio de transporte más apto
A diferencia de los aviones, los trenes no implican largas horas de aplazamiento para los controles, ni restricciones de equipaje y los asientos son, sin duda, más cómodos. Expertos de la consultora estadounidense ADVITO pronostican que la suscripción velocidad pronto será mayoritaria en los viajes de negocios, con una previsión de crecimiento de en torno a del 40% para 2030.
Las interconexiones entre las capitales y las grandes ciudades de diferentes países europeos crecen, aunque lentamente, gracias a los trenes multitensión, capaces de recorrer utilizando los diferentes sistemas de líneas electrificadas. De momento, ocurre principalmente en el septentrión de Europa, con muchas conexiones entre Alemania y Escandinavia. Pero además con los trenes Eurostar que conectan Londres con París, Bruselas y Amsterdam, aprovechando el túnel bajo el canal de la Mancha, o gracias a la colaboración Renfe-SNCF para unir Barcelona y París en tan pronto como seis horas y media.
La embeleso del paisaje que corre a través de la ventanilla, la comodidad de demorar al centro de la ciudad, y de allí coger una conexión directa a un pequeño pueblo, es poco que cada vez convence a más clan. Es una forma de observar el mundo desde otra perspectiva, casi espiando detrás del telón, porque cuando los trenes reducen la velocidad parecen asomarse a los hogares de las personas.
Entonces, vamos a proponer algunos itinerarios posibles gracias a la red ferroviaria de suscripción velocidad en los principales países europeos.
España aspira a conectar todas las capitales de las comunidades autónomas con Madrid en un mayor de tres horas de alucinación
España aspira a conectar todas las capitales de las comunidades autónomas con Madrid en un mayor de tres horas de alucinación, y con Barcelona en seis. El tramo entre la Ciudad Condal y la renta del Estado es imprescindible para los amantes de la velocidad, ya que es una de las dos únicas líneas europeas autorizadas para circular a más de 300 km por hora. En dos horas y 50 minutos se recorren los 506 kilómetros que separan la tiempo de Sants de Atocha. Y si se quiere repetir el itinerario histórico del primer alucinación del AVE, se puede continuar hasta Sevilla, cubriendo los 390 kilómetros que separan las dos ciudades en tan solo dos horas y 35 minutos.
Francia ocupa el segundo punto en Europa por extensión de su hilera ferroviaria de suscripción velocidad. Los TGV son un cierto orgullo y símbolo de la grandeur traje. La antigua hilera PLM (París-Lyon-Marsella), que data de la belle époque, ahora se cubre en tres horas. Desde la Ville Lumière, se puede coger el Thalys que en aproximadamente una hora y media llega a Bruselas, o ir al este cerca de Estrasburgo, la renta de Alsacia, en la otra hilera súper rápida de Europa: 396 km en una hora 45 minutos. Una vez bajados en su espléndida tiempo, es imprescindible perderse entre viñedos, bodegas y castillos por una ruta que toca pueblos encantadores enlazados por excelentes conexiones.
Berlin Hbf (Europaplatz), Berlin. Alemania cuenta con 1.571 kilómetros de líneas de suscripción velocidad
Alemania cuenta con 1.571 kilómetros de líneas de suscripción velocidad, donde no se alcanzan los 300 km por hora a pesar de que su Ice-3 puede superarlos sin problemas. Las rutas principales son Colonia-Frankfurt (la más rápida), Colonia-Berlín y Frankfurt-Stuttgart. Asimismo los 282 kilómetros, que separan Berlín del puerto de Hamburgo en una hora y 43 minutos, son más cómodos que en avión. Para los que viajan en otoño, un itinerario interesante puede ser el que lleva de Munich a la renta: 616 kilómetros de paisajes panorámicos recorridos en unas tres horas y 50 minutos. Del Oktoberfest a la puerta de Brandeburgo, pasando por las maravillas de la Selva Negra.
La cuarta red continental de suscripción velocidad es la que atraviesa la península itálica de septentrión a sur. Los Frecce se encuentran entre los trenes más rápidos del mundo. Por otra parte, Italia es el primer país europeo rajado a la competencia, con dos operadores para repartirse el mercado. Los 756 kilómetros que separan Turín, bajo los Alpes, y Salerno, al sur de Nápoles, se pueden recorrer en unas seis horas y media. El tramo Milán-Roma se cubre en solo dos horas y 50 minutos y además para en Bolonia y Florencia. Para aquellos que deseen demorar a Venecia desde Turín, algunos tramos aún están en construcción, por lo que la velocidad disminuye, y los 440 kilómetros se recorren en unas cuatro horas y media.
Temporada Central de Milán, Italia
Curiosamente, en el país que inventó el tren, el Reino Unido, la situación ferroviaria está muy por detrás de la del resto de grandes países europeos. Solo hay unos cientos de kilómetros de vías habilitadas a los 300 kilómetros por hora, fundamentalmente las del Eurostar que conecta Londres con el continente, y unos seiscientos más donde se circula a un mayor de 200 km por hora. La ruta interna de suscripción velocidad más interesante es la que lleva de Londres a Edimburgo: 534 kilómetros recorridos en cuatro horas y 19 minutos.
En Escandinavia, Suecia cuenta con más de mil kilómetros de red de suscripción velocidad. Eso sí, los convoyes no superan los 205-220 km por hora, pero, especialmente en el duro invierno, ofrecen una alternativa interesante al avión. De hecho, llegan además a Copenhague y Oslo en unas seis horas en las que es difícil aburrirse, mirando por la ventanilla aparecen primero la campiña sueca y luego inmensos bosques de pinos, alternados con grandes lagos, incluido el de Vänern.
Inscripción velocidad
La red española es la viejo de Europa y la tercera del mundo
En Portugal encontramos el Alfa Pendular, el tren de suscripción velocidad que recorre la costa entre Biquini y Faro con paradas en Oporto, Coimbra y Lisboa. Se tardan unas seis horas en atravesar el país. De septentrión a sur, se puede apreciar lo mejor de Portugal, a partir de la tiempo de Sao Bento en Oporto, una de las más bellas de Europa, con un triunfo de azulejos que ofrece un adelanto de los colores y el encanto lusitanos. En poco menos de dos horas desde Coimbra se llega a Lisboa, donde quizás será mejor dejar de valer tanto.
Publicar un comentario