Los megarricos tienen todas las experiencias a su talento. Incluso una que ahora se ha convertido en tendencia, o trend, que dicen ellos, ellos y los cursis que quieren ser como ellos. Se manejo de residir como un insuficiente, poco que a los megarricos les resulta tan remoto como a nosotros lo suyo pero que tienen infinitamente mejor arreglo, porque por mucho que sea mi sueño ponerme de caviar hasta que no me entre la falda intolerante cropped, no voy a conseguirlo. Lo del caviar, lo de la falda sí, solo hay que meterle una tijera.
Comportarse una experiencia de insuficiente es muy fashion y no se acabaría de entender a menos que ya sea lo zaguero que les quede por hacer hasta que lleguemos a Marte, bueno, lleguen ellos. Es su última frontera. Un poco como esos viajes a países en erradicación que se pusieron trendy durante el conflicto de Siria, y ayer en los
Balcanes. Por morbo, por afán de aventura, porque era lo más exclusivo. Hacerse el insuficiente resulta infinitamente menos arriesgado, aunque no tiene por qué salirles más asequible.
Lo zaguero es vestir tan ‘cut-out’ que parecen niñas a las que la ropa les quedó pequeña
Por ejemplo, vestir como un, una sobre todo, insuficiente. Para ello, hay que soltar auténticas fortunas para hacerse con según qué vintage, o sea, segunda mano, o con lo zaguero del cropped, que viene a ser una cambio del cut-out, ya saben, eso de que a las camisas les falte una manga o a un vestido la medio de la tela, falta nuevo, que las costureras de los pobres ya tenían sus trucos para eludir en tejidos. De la mano de la inscripción costura llegan ahora las micro-mini-mini skirts, que empiezan (muy) por debajo del meollo y acaban (muy) poco por debajo de las nalgas y se combinan con un chaleco que además termina donde lo hace el sujetador. Siquiera son un descubrimiento, he llegado a resistir ropa que se me había quedado tan pequeña que manido ahora podría asegurar que fui una Miu-Miu adelantada. Pero mejor cosida, que llevan los bajos sin coger, que eso sí hacía de insuficiente y de dejada. Entonces.
El desembolso en hacerse con ropa de insuficiente se multiplica con el añadido del estadio y demás, porque lo que se muestra debe estar valentísimo. Y luego enseñarlo en Instagram mientras una se queja de sus problemas. Que deben ser importantes: acabo de ojear en una web para ricos que los Rolex siguen siendo objeto de deseo. Mal asunto ahora que los comisionistas de las mascarillas arrasaron con ellos.
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