Aunque se retiró hace doce abriles del coso, el traje de luces pesa y todos se refieren a él como torero. Orgulloso de su pasado, Óscar Higares reivindica su presente como actor versátil: lo hemos conocido en Ponme una cúmulo, Bandolera, Víctor Ros, Osadía y Gigantes, entre otras ficciones, y él mismo se encarga de señalar que solo hizo de torero retirado en La soledad del triunfo y del diestro Gallito Higares en Bandolera. Todos sus demás papeles carencia tienen que ver con el arte de Cúchares: Óscar Higares es actor porque ha superado los castings necesarios. Fin del asunto.
Contiguo con Victorio y Lucchino, María Jiménez y Paloma Segrelles, entre otros, asistió a la presentación del fino Tío Pepe en Rama 2022 con que la icónica bodega jerezana se ha precoz a la inauguración de la tan esperada Feria de Abril en el Efectivo Alcázar de Sevilla.
Tras el éxito de Gigantes (Movistar +), encarna a Domingo Dominguín en la serie sobre Miguel Bosé. Creo que es pionero en cuanto a toreros que se convierten en actores más allá de un cameo o un papel esporádico.
Solo has conocido las últimas que he hecho y oye, ¡llevo en esto 14 abriles! (risas). En sinceridad, es una intensa trayectoria desde que empecé en el mundo de la interpretación. Durante dos abriles lo compaginé con mi carrera como matador de toros; quiso el destino que determinado se fijase en mí, me hicieron un casting para una serie, lo pasé y logré mi primer papel: me convertí en Mateo, personaje de un spin-off de Mirto, una famosísima serie de Canal Sur. Y así comencé a acometer personajes aunque siempre con el hándicap de que venía del mundo del toro.
Es proponer, que en el sector de la interpretación ha notado desde condescendencia a alguna examen hostil por intrusismo.
Bueno, sí, algunos pensaban que era un capricho, “Mira ese, Óscar Higares el torero, que ahora quiere…”. Yo soy una persona muy perfeccionista, me involucro en lo que hago al cien por cien y tenía ese pellizco, por qué algunos no se toman en serio que quiero formar parte de esta profesión, a la que respeto profundamente. Creo que ha habido un punto de inflexión cuando el pedagogo Enrique Urbizu me da el papel de Caracaballo en la serie Gigantes . Con ese personaje, muchos dijeron “Aplazamiento, que aquí hay un actor, este tío tiene potencial”. Y en eso llevo estos abriles; trabajando, luchando e intentando hacerme un hueco en una profesión tan complicada pero tan vocacional.
Doy por hecho que pudo notar esa suspicacia en la industria. ¿Cómo la venció?
Sí, eso se nota. Sobre todo, cuando estás en un tesina importante, aunque sea en modo de broma. La única forma de contrarrestarlo es trabajando, esforzándote y demostrando que no quieres quitarle carencia a nadie sino disfrutar de lo que te has vacada a pulso. Todos los personajes que he interpretado los he pillado gracias a exceder una serie de castings, es proponer, un proceso de selección. Y no para interpretar a un torero sino todo tipo de papeles.
Precisamente, en la serie Bosé encarna a Domingo Dominguín, de dinastía taurina pero que no vistió traje de luces.
Así es. Soy el tío de Miguel, persona que llevaba las cuentas y se encargaba de los negocios de su padre, Luis Miguel Dominguín. Domingo era seguramente el llano que anciano vínculo amoroso tenía con Miguel, el más cariñoso, mientras que su padre era una figura más arisca, más dura. Es un personaje muy atún. Ojalá se ruede una segunda temporada con flashback, sobre la dinastía Dominguín.
Miguel Bosé recientemente parece enfadado con el mundo. ¿Cómo cree que se tomará el resultado final de la serie?
Él ha estado implicado al cien por cien en el tesina. De hecho, hace unos días estuvo en el rodaje; ha participado activamente en todo el proceso y me consta que ha aportado muchísimo a un guion que firma Boris Izaguirre.
¿Servirá la serie para, digamos, purificar su imagen tras las recientes controversias?
De algún modo, esas historias en las que se ha conocido involucrado han podido emborronarla pero no creo que tenga indigencia de purificar su imagen, para carencia, pero sí de contar su historia. Y se ha hecho con tacto, uniendo la elegancia con la sinceridad.
Hablando de elegancia, desde hace mucho tiempo viene demostrando un afectado interés por vestir con estilo. Hábleme de su tesina como diseñador.
La moda me ha interesado siempre para divertirme, disfrutarla y coquetear con ella sin seguir tendencias sino mi propio criterio. Me gusta coser en mi máquina Singer y cuando aparecí en Maestros de la costura a muchos les sorprendió porque tenían esa imagen del torero antiguo, machista… Me precio de acontecer roto muchos estereotipos y este es uno de ellos. Disfruto la vida aprendiendo, involucrándome. Así, deseo encontrar una firma que confíe en mí para sacar una colección cápsula de cinco o seis prendas.
¿Qué se siente al tener una hija que asoma como maniquí pero estudia Obra?
Estoy profundamente orgulloso de mis tres hijos. India es la anciano y ahora es conocida porque nos propusieron un reportaje con motivo de que acaba de cumplir 18 abriles, le pregunté y le apeteció. Es una chica extra, posee una inmensa capacidad de trabajo, excelente estudiante, es una devoralibros, muy buena dibujante y con mucha sensibilidad. No va de maniquí ni mucho menos: si la llaman, disfruta de la experiencia y se saco un dinerillo, simplemente.
Ayer decía que procura romper estereotipos y en realidad no encaja con el habitual asociado a los toreros.
Hay mucha clan anclada en las figuras de la época de El Cordobés, en que los toreros se hacían por indigencia, básicamente, aquello de ‘más cornás da el escasez’. En el siglo XX lo somos por pasatiempo, inclinación, por deseo de transmitir nuestras emociones: el toreo es una expresión artística al repercusión de muy pocos, con connotaciones tan maravillosas como trágicas. Poder expresar esas emociones a través de tu ayuda, capote y muñecas es nigromancia pura. Es cierto que yo no pasé muchos abriles estudiando pero sí me rodeé de personas muy cultas de las que aprendí muchísimo.
¿Entiende a los antitaurinos?
El toreo es un modo de entender la vida. Entiendo que hablamos de un espectáculo en el que hay matanza y homicidio pero necesitamos escuchar al otro; para quien no tiene deseos de formarse, es muy difícil pero cuando ocurre… Pero he hablado con muchas personas que han profundizado en la tauromaquia y me han dicho “Buf, es que no conocía todo esto, no me lo habían contado”. Creían que era un tío que sale a la plaza y mata a un animal cuando el toro no es nuestro enemigo sino todo lo contrario: es la pulvínulo sobre la que construimos nuestra obra, maravillosa.
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