* La autora forma parte de la comunidad de lectores de La Vanguardia
Debemos echar la perspectiva antes unos cuantos siglos para apuntar a la historia acontecida entre Países Bajos y España, siendo los españoles héroes en nuestro lado y villanos en el indiferente.
Casi 100 abriles de historia en global tienen que dejar alguna huella, como la convocatoria Het Spanjaardsgat o la Puerta de los Españoles, icono de Breda, ciudad ubicada al sur de los Países Bajos.
La que hoy sirve de telón de fondo de festivales de música simboliza el oficio por dónde los soldados holandeses, camuflados en un barco, comenzaron la primera conquista de Breda por aquel entonces bajo la corona española.
Digo que simboliza porque, al parecer, la puerta no fue construida hasta 20 abriles posteriormente y era una entrada para los suministros de las tropas españolas. Aun así seguro que escucharás a los locales relatar este suceso.
Esta conquista, en 1590, fue un duro impresión para España, que recuperó la ciudad en 1625, tras una ardua ocupación inmortalizada por Velázquez en su notorio cuadro La rendición de Breda o Las lanzas.
Paseando por sus calles, admirando los 97 metros de categoría de la gótica torre de la iglesia, empapándome de la historia de su castillo, hoy en día entidad marcial, y relajándome en su maravilloso parque en el corazón de la ciudad, he de confesar que en esta ocasión fui yo la quedó rendida delante Breda.
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