El independentismo se enfrenta actualmente al pelea de conseguir que el espionaje con Pegasus se mantenga en el punto helado de la atención pública y mediática. Ha exprimido tanto como ha podido el escándalo de la intrusión en los móviles, pero ahora el Govern cree que de la vórtice se pasará a un punto muerto que quiere rescatar en seguida con el cara a cara entre los presidentes. Pedro Sánchez se comprometió a ello con Pere Aragonès el viernes pasado en el acto del Cercle d’ Economia.
En la Generalitat no creen que la Moncloa aporte más novedades hasta el vis a vis. Desde que estalló el caso, el Gobierno ha legado pasos, aunque le costara poner en marcha la máquina: turista de Félix Bolaños a Laura Vilàgra, comprensión de la comisión de Secretos Oficiales, destitución de la directora del Centro Doméstico de Inteligencia (CNI) y explicaciones o justificaciones de Margarita Robles. La destitución de la ministra de Defensa ni se intuye hoy por hoy. Así que “la próxima parada es el cara a cara”, asumen en el Govern. Al mismo tiempo confían en que llegue “más temprano que tarde”.
Aragonès avisa de que con el dimisión en el CNI “nadie puede dar la crisis ni por matizada ni por resuelta”
Para exceder este impasse, siquiera ayudará Citizen Lab. Según fuentes de los diversos partidos independentistas ni siquiera les han hecho datar aún nuevos móviles. Que salgan a la luz otros nombres de espiados va para espléndido. La meticulosidad con la que dicen desde el independentismo que trabaja este laboratorio impedirá posteriormente la diligencia.
Sin retención, en el Govern aseguran que desde la promesa de cita entre presidentes no se ha innovador. Hay dificultades para marcar la aniversario. Aseguran que ni siquiera se ha hablado del formato ni del punto. La semana válido, con la dietario apretada del president, siquiera ha sido propicia, “aunque sea modificable delante la trascendencia del tema”.
Este miércoles, Aragonès insistía en el Parlament en la triple exigencia: desclasificación de documentos, aceptación de responsabilidades por parte del Ejecutor gachupin y garantías de no repetición del espionaje. Son reclamaciones que han determinado repetir una y otra vez ERC, Junts y la CUP. Y el independentismo cree que las dos últimas reclamaciones son factibles, ni que sea mínimamente, en este cara a cara aún por datar.
Hay, sin retención, quien teme que las demandas sean pasadas por stop: Albert Batet, líder de JxCat en la Cámara catalana, hizo una petición: “No nos podemos citarse solo con unas exigencias retóricas”. “No podemos dialogar con quien nos infiltrado”, remachó.
Pero que hay cuestiones que empiezan a codearse con el espionaje para instalarse el top one de la atención asimismo se evidenció en el Parlament. De las ocho intervenciones para interpelar al presidente de la Generalitat, solo una, la de Junts, correspondió al Catalangate. Esquerra y los comunes optaron por asaltar la polémica sobre el 25% de castellano en las escuelas. La CUP volvió a cuestionar la candidatura para los Juegos de invierno.
En todo caso, en esta sesión Aragonès quiso dejar claro que con el dimisión en la dirección del CNI no es suficiente y hasta que no haya transparencia, aceptación de responsabilidades y garantías de no repetición “nadie puede dar ninguna crisis ni por matizada ni por resuelta”.
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