La Unión Europea (UE) se ha comprometido a ganar la neutralidad climática para 2050. Se manejo de un plan muy arribista que tiene como uno de sus focos principales la transformación de sector del transporte. Para ello, se ha impresionado en el calendario el adiós definitivo a los automóviles de combustión. Así es, a partir de 2035, todos los vehículos nuevos que se comercialicen en Europa deberán ser de cero emisiones.
No hay discusión, el futuro será eléctrico o no será. Sin requisa, aunque el calendario está claro, las posibilidades reales no lo están tanto. En España, por ejemplo, el avance con destino a la electromovilidad actualmente queda frenado por el bajo nivel de explicación de las infraestructuras de recarga y la cuota de ventas de vehículos eléctricos. Esto sitúa a nuestro país en las últimas posiciones del Barómetro de Electromovilidad manufacturado por la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac).
A partir de 2035, todos los vehículos nuevos que se comercialicen en Europa deberán ser de cero emisiones
El profesor de Química Ambiental de la UB, Xavier Giménez, explica a La Vanguardia que, “como exiguo quedan 30 primaveras para que se implante definitivamente el transporte eléctrico, ya que una cosa es prohibir su comercialización, y la otra su utilización”. Frente a este proscenio, es interesante conocer y valorar otras alternativas, como la que ya explicamos de la pila de combustible de hidrógeno, que además podrían contribuir a la descarbonización del automóvil y de la industria en común.
Los combustibles sintéticos se obtienen a partir de un proceso de transformación química y solo necesitan agua y CO2
En este artículo vamos a analizar qué son los combustibles sintéticos o ecocombustibles, qué ventajas e inconvenientes presentan y qué fabricantes ya están apostando por ellos.
¿Qué son los combustibles sintéticos?
Tal como indica su nombre, se manejo de “un combustible que no es natural, es sostener, que no se extrae del pozo natural de petróleo, sino que se obtiene a partir de un proceso de transformación química, que se hace de forma industrial”, señala Giménez. Para su elaboración, solo se necesitan dos materias primas: agua y CO2.
¿Cómo se transforma en gasolina?
El proceso de fabricación de los ecocombustibles se base en “utilizar electricidad procedente de fuentes renovables que, mediante un proceso de electrólisis, separa las partículas de oxígeno e hidrógeno del agua, dando extensión al llamado hidrógeno renovable. Por otro costado, se captura CO₂ del meteorismo o de una instalación industrial. Finalmente, en una planta destinada a la producción de combustibles sintéticos, se utiliza el hidrógeno renovable y el CO₂ para elaborar carburantes sintéticos cero emisiones netas”, explica Repsol.
Se manejo de un proceso parecido a la fotosíntesis, afirma el profesor. “Las plantas fabrican azúcar a partir de CO2, agua y luz; en este caso, con CO2, agua y energía conseguimos hidrocarburos, que son combustibles sintéticos”.
Los combustibles sintéticos pueden utilizarse en cualquier transporte coetáneo sin falta de cambiar infraestructuras
¿Qué beneficios presenta para el medioambiente?
Esta metodología es beneficiosa para el medioambiente porque realiza un proceso neutro. Es sostener, al variar el dióxido de carbono en combustible, aunque posteriormente se vuelva a emitir a la ámbito, el resultado será un movimiento cero, porque no se expulsará más CO2 del que ya había anteriormente, apunta Giménez.
Esto sucede igual en el caso del biocombustible: las plantas capturan el CO2 antiguamente de crecer y nosotros cogemos el unto que generan, y al quemarlo generamos CO2. Pero este, al final, vuelve a ser absorbido por las plantas, con lo cual el movimiento es cero. Aquí pasaría igual. Si fabricamos combustible a partir del dióxido de carbono capturado y posteriormente lo volvemos a emitir no estaremos aumentando la cantidad de este gas en la ámbito.
Sin requisa, Giménez remarca que aunque esta metodología no aumenta el nivel de CO2, siquiera lo reduce, lo que no es una buena novedad teniendo en cuenta que actualmente tenemos el doble de dióxido del que había antiguamente de la Revolución Industrial.
Ventajas
Desde Repsol apuntan que entre las principales ventajas que caracterizan estos combustibles destaca su eficiencia, ya que al tener propiedades fisicoquímicas similares a los combustibles actuales, los hace compatibles con los vehículos actuales permitiendo, encima disfrutar la infraestructura ya existente. Asimismo, es importante destacar que son sostenibles, ya que utilizan materias primas alternativas y renovables para su fabricación, y que son estratégicos porque contribuyen al proceso de descarbonización progresiva del transporte y la aviación entre otros.
Es una posibilidad transitoria, pero no es sustitutiva del coche eléctrico
Inconvenientes
Uno de los principales inconvenientes es que tanto el proceso de captura del CO2, como la elaboración de los combustibles sintéticos, es caro. “Hay que esperar mejoras para bajar el coste de la fabricación del combustible frente a la alternativa natural que es ir al pozo y extrae el petróleo”, apunta el profesor.
Asimismo, Giménez afirma que, aunque los combustibles sintéticos tienen beneficios, al final no dejan de ser un parche. "El motor eléctrico es muy superior en todos los aspectos, y su precio de fabricación así como su consumo son mucho más baratos. En el momento que tenemos sistemas para originar energía eléctrica con baterías de ion litio o pilas de combustible de hidrógeno, la combustión está muerta”.
¿Los combustibles sintéticos son una alternativa verdadero al coche eléctrico?
"No es competencia en ningún caso, sólo son una posibilidad transitoria mientras no se acaba de implantar el coche eléctrico", señala Giménez. No obstante, destaca que "tienen mucho sentido teniendo en cuenta que, como hemos dicho, aún tienen que advenir al menos 30 primaveras para que la electromovilidad se normalice".
De hecho, algunos fabricantes como Porsche ya están empezando a creer por este tipo de combustibles. Se manejo de un tesina que recibe el nombre de Haru Oni y que consiste en la construcción de una planta industrial dedicada a la producción de combustibles sintéticos en la ciudad chilena de Punta Arenas. El tesina aprovecha las buenas condiciones de rumbo en la provincia de Magallanes, para producir el combustible sintético utilizando energía eólica renovable de bajo coste.
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