Bethesda ha anunciado el retraso hasta el primer semestre de 2023 de Starfield, el arribista nuevo movilidad de ciencia-ficción de los creadores de The Elder Scrolls y de Fallout. Con esta osadía, que la editora estadounidense atribuye a la menester de más tiempo para el avance, Microsoft y Xbox se quedan sin su gran tanto de cara a este 2022, ya que el movilidad estaba fechado para el próximo 11 de noviembre.
Adicionalmente del retraso de Starfield, Bethesda todavía ha anunciado que Redfall, otro de los proyectos más esperados de la compañía, en este caso en manos del estudio francés Arkane (Deathloop), que todavía retrasa su comercialización hasta el año que viene.
“Hemos tomado la osadía de retrasar el divulgación de Redfall y Starfield al primer semestre de 2023”, afirma el mensaje que Bethesda ha compartido en redes sociales.
En el comunicado, firmado de forma conjunta por los dos estudios, se indica que tienen “ambiciones increíbles para sus juegos”, pero que prefieren comprobar de que los usuarios reciban “la mejor interpretación posible de ellos, pulida hasta el extremo detalle”.
En septiembre de 2020, Microsoft anunció la negocio de Bethesda por 7.500 millones de dólares, una adquisición sonada con la que el superhombre de Redmond se hizo con uno de los holdings de más relevancia en el avance de videojuegos a nivel mundial y propietario de Bethesda Arkane o id Software, entre otros estudios.
A pesar de que los primeros meses de 2022 han contado con grandes lanzamientos, muchos de los tñitulos que se esperaban para la segunda fracción del año han sufrido retrasos. Otro ejemplo es la secuela de The Legend of Zelda: Breath of the Wild de Nintendo, que todavía ha pospuesto su divulgación hasta 2023. Sin confiscación, el caso de Microsoft y de su plataforma Xbox es especialmente significativo, pues, con estos dos últimos retrasos, su calendario de juegos exclusivos se ha manido seriamente mermado.
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