Vuelven los ‘teléfonos tontos’

En nuestro planeta hay 7.900 millones de personas y más de 6.500 millones de ‘smartphones’ (teléfonos móviles con conexión a internet), según datos de Statista. China, la India y Estados Unidos, los tres países más poblados del mundo, son los estados donde hay más usuarios de teléfonos con conexión.

Los smartphones o teléfonos inteligentes permiten navegar por internet como lo haríamos con un ordenador. Esta característica los convierte en un dispositivo multiuso: lo utilizamos para chatear, percibir las noticiario, ver series, comprar por internet, envidiar videojuegos online, mirar las redes sociales…

Cada día pasamos horas frente a la pantalla de nuestro smartphone y, por ese motivo, cada vez más personas están recuperando los teléfonos móviles originales, que no tienen conexión a internet: solo permiten emplazar y remitir mensajes de texto (SMS).

Son los llamados dumbphones o teléfonos tontos. Su nombre se ha creado en contraposición a los smartphones, que tienen un software arduo, con paso a internet de partida ancha y utilidades multimedia para escuchar música, memorizar vídeos, hacer fotos o editar textos. Un dumbphone no tiene nadie de eso.

La transacción de teléfonos móviles sin conexión pasó de 400 millones en 2019 a mil millones de dispositivos en 2020, según un referencia de Counterpoint, una consultora que analiza las tendencias globales en el sector de la tecnología y las comunicaciones.

Esta tendencia contrasta con la traspaso de smartphones: aunque se venden muchos más dispositivos con conexión a internet (más de 1.500 millones en todo el mundo el postrero año), las estadísticas muestran que la traspaso de smartphones se ha estancado.

Para hacerlos más competitivos, los fabricantes de dumbphones están incluyendo algunas funciones básicas de los smartphones como el reproductor de música, el WhatsApp o el GPS. De esta forma, incorporan las ventajas de internet pero evitan la dependencia de los usuarios a las aplicaciones y redes sociales.

Yuxtaposición y dependencia de los móviles

El cambio en el uso de teléfonos móviles tiene que ver con la saturación o la ansiedad que provoca estar permanentemente conectados. Tenemos el móvil siempre a mano: en clase, en el trabajo, esperando el autobús… en cualquier momento redimido, sin darnos cuenta, aprovechamos para percibir el WhatsApp, revisar el correo o entrar en nuestras redes sociales para ver qué han publicado nuestras relaciones.

El teléfono móvil todavía se ha convertido en una utensilio de trabajo muy importante: podemos reponer correos, descargar informes y editar documentos desde el móvil. Pero esto todavía ha provocado que nuestra vida profesional acabe invadiendo nuestro espacio personal.

A diferencia de la anexión a los videojuegos, reconocida como un trastorno por la Estructura Mundial de la Salubridad, la anexión a los móviles no se considera una enfermedad. No obstante, el exageración del teléfono móvil es cada vez más habitual, sobre todo entre la población más fresco.

El Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) reconoce en un estudio que 1 de cada 3 adolescentes españoles realiza un uso problemático de internet, la mayoría a través de su teléfono móvil. Por otro banda, numerosos estudios evidencian que el exageración del móvil puede perjudicar a las relaciones sociales y nuestra capacidad para relacionarnos.

Los expertos han creado nuevos conceptos para describir estas conductas. La nomofobia define el miedo irracional a estar desconectado, mientras que los jóvenes de 20 a 40 primaveras reciben el nombre de “gestación muda” por su dificultad para tener una conversación telefónica, pues prefieren comunicarse por WhatsApp u otras aplicaciones de mensajes.

La historia del teléfono se remonta a fracción del siglo XIX: el italiano Antonio Meucci inventó en 1854 un dispositivo que podía transmitir señales acústicas a distancia por medio de ondas eléctricas. Sin retención, Meucci no tenía metálico para patentar el invento y Alexander Graham Bell fue considerado su inventor durante más de un siglo.

Estos primeros teléfonos funcionaban a través de líneas de cable kilométricas. Los primeros teléfonos móviles, que transmitían el sonido a través de ondas de radiodifusión, no se inventaron hasta un siglo más tarde.

El primer teléfono móvil de la historia fue creado en 1973 y pesaba más de dos kilos. Su inventor, Martin Cooper, trabajaba como ingeniero para Motorola, una de las empresas pioneras de la telefonía móvil. La compañía invirtió más de un millón de dólares en desarrollar el prototipo, que costaba más de 4.000 dólares en aquella época.

A medida que la tecnología avanzó, el tamaño y peso de los teléfonos móviles se fue reduciendo. El avance de los procesadores (la parte central de un ordenador, que interpreta las instrucciones de un software informático y permite activar las funciones) todavía impulsó la crecimiento de los celulares.

En 1996 apareció el primer smartphone de la historia: el Nokia 9000 Communicator, que incorporaba el software de los ordenadores y podía conectarse a internet. Más de una término a posteriori, a partir de 2010, el uso de móviles con conexión a internet empezó a popularizarse entre la población. Ahora, hay quien prefiere retornar a la esencia del teléfono y utilizarlo solo para emplazar y poco más. 

Post a Comment

Artículo Anterior Artículo Siguiente