Israel Galván y la Escolania de Montserrat reinterpretan ‘El baile de los seises’

En la catedral de Sevilla, diez niños con ropa tradicional del siglo XVI ejecutan un danza tradicional tres veces al año. Es El danza de los seises porque, originalmente, eran seis. Cuando era irreflexivo, a Israel Galván este danza le daba “un poco de miedo”, pero un buen día volvió, se fijó en cómo bailaban y de ahí surgió Seises, el espectáculo que se verá el 2 y 3 de julio, en tres funciones, en el Mercat de les Flors, internamente de la programación del Grec.

Israel Galván 

Al saltarín flamenco no le gusta “cabriolar con otras personas”, pero para la ocasión estará acompañado de la Escolania de Montserrat, un clavicémbalo, un piano, una lectora... “Las castañuelas como las tocan en Sevilla no las quería, pero sí como las tocan los Seises –declara el saltarín–. Y el clavicémbalo de Scarlatti, que es como una guitarra, era la música que buscaba. Un cantaor o una cantaora siquiera me convencía. Entonces pensé en un coro como el de la escolanía. En cada nuevo espectáculo, robo cosas”.

El director de la Escolania de Montserrat, Llorenç Castelló, refiere cómo recibió el encargo: “Le dije que había muchos coros infantiles en Catalunya, pero que la Escolania era religioso. Él nos dijo que todo estaba muy adherido y que hiciéramos una propuesta musical sin salir de nuestros canales. La propuesta nos sorprendió, pero nos motivó mucho. Hemos combinado un poco de repertorio popular y repertorio tradicional, de aquí”. Entre las piezas que cantarán, se oirán Nigra sum, de Pau Casals, o Pie Jesu, de Andrew Lloyd Webber.

“Los niños están en el momento de su voz –dice Galván–, es un momento de verdad y por eso yo asimismo lo tengo que hacer de verdad. Lo que intento es acompañarlos con mi danza y el ruido que hago. Bailo sin botas, que es menos ruido”. 

El saltarín asimismo incluye la poesía de sexo de Lorca y el sufrimiento de los mártires: “Trataré de hacer un zapateao muy robusto. Helena Astolfi pone la voz, que yo no hablo correctamente. La oí un día que me acompañaba en el coche y me pareció la voz de un software de radiodifusión”. La lectora confiesa que asimismo raño en Seises, en su caso, hip-hop.

El resultado no tendrá mucho que ver con El danza de los seises flamante, pero todo bebe de las mismas fuentes espirituales.

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