Enamoró a Anouk Aimée y al mundo impávido con su interpretación de un piloto de carreras viudo en Un hombre y una mujer (Claude Lelouch, 1966). El filme ganó la Palma de Oro en Cannes y el Oscar a la mejor película de deje no inglesa y catapultó a Jean-Louis Trintignant a la auge internacional.
Trintignant, que falleció ayer en su casa del sección de Gard “de forma tranquila y rodeado de su clan” a los 91 primaveras, fue uno de los grandes actores del cine y el teatro francés. Antaño de participar en Un hombre y una mujer , ya había aguzado maneras al flanco de Brigitte Bardot, con quien tuvo un romance, en Y Todopoderoso creó a la mujer (Roger Vadim, 1956) y en Italia de la mano de Valerio Zurlini como protagonista de Verano Violento (1959). Volvió a trabajar con Vadim en Relaciones peligrosas (1960) y despuntó en el teatro parisino con su Hamlet .
Su primera hija falleció a los dos meses y la segunda murió a manos de su novio que le dio una paliza mortal
De impulsivo quería ser piloto de carreras, como su tío Maurice, pero una representación de El avaro de Molière le hizo cambiar de parecer e abatirse por la conducta. Trintignant luchó contra su profunda timidez antiguamente de subirse a los escenarios y de ponerse delante de las cámaras. Una vez superado ese obstáculo su carrera fue imparable.
Rodó a las órdenes de los directores más prestigiosos del cine europeo. Fue el enjuiciador que investiga el crimen de un diputado en Z (Costa-Gavras, 1969), se puso a las órdenes de Éric Rohmer en Mi perplejidad con Maud (1969), protagonizó uno de los trabajos más celebrados de Bernardo Bertolucci, El conformista (1970) y destacó a las órdenes de Krzysztof Kieślowski en Tres colores: Rojo (1994).
A Trintignant la vida profesional le sonrió, pero la personal se vio marcada por varias tragedias. Tuvo tres hijos con su segunda esposa, Nadine. La decano, Pauline “murió asfixiada a los dos meses por la regurgitación de la nata cuando tomaba el biberón”, según explicó el actor en una entrevista. La segunda, Marie, fue asesinada en 2003 por su entonces pareja, el cantante Bertrand Cantat, que le propinó una paliza mortal. Los médicos no pudieron auxiliar a Marie y Trintignant nunca fue el mismo.
Ya antiguamente de ese duro moradura, el actor se había alejado del cine y se había volcado en la producción de morapio. Pero su distanciamiento del séptimo arte nunca fue total. Trabajó en Un hombre y una mujer: 20 primaveras posteriormente , la secuela de su film más reconocido, en 1986, y se embarcó en una tercera entrega, Los primaveras más bellos de una vida, en 2019. Siembre con Anouk Aimée como compañera y bajo la bastoncillo de Lelouch. Ya antiguamente, Michael Haneke le había sacado de su retiro para protagonizar Inclinación (2012) y para interpretar al antecesor de Happy End (2017 ).
Trintignant pasó sus últimos primaveras aquejado de un cáncer sin someterse a tratamiento y al borde de la ceguera.“Fue un actor inmenso. Estuvo trabajando toda su vida, hizo grandes películas”, resumió ayer su exesposa Nadine Trintignant en unas breves declaraciones telefónicas al canal informativo francés BFMTV.
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