Paul McCartney sufrió de chaval la tragedia de la homicidio de su mamá, una mujer muy estricta que quería que hiciera carrera universitaria y se convirtiera en lo que antaño se llamaba “una persona de provecho”. Si hubiera vivido unos primaveras más, comenta medio en broma medio en serio su hermano Mike, el ex Beatle sería hoy un obligado cirujano, un prestigioso abogado o un sacerdote católico, y el mundo no habría tenido a uno de los grandes músicos de la historia.
McCartney, que hoy cumple los ochenta primaveras, no sólo continúa en activo sino que es un octogenario muy rozagante que sigue creando, yendo de expedición, dando conciertos, y la semana que viene se convertirá en la persona de más época que sube al decorado en el Festival de Glastonbury (una función que estaba prevista para hace dos primaveras, pero fue suspendida por la pandemia). Tal vez no tenga la voz y la movilidad de ayer, pero lo compensa con su experiencia, su talento y savoir faire .
Si Isabell II lleva siete décadas en el trono, McCartney lleva otras tantas haciendo música, y seis al más detención nivel
Quince días luego de la celebración del Gracia de la reina Isabel (setenta primaveras en el trono), Gran Bretaña homenajea hoy a uno de los pocos ídolos que puede competir con Isabel II en popularidad, en un país dividido entre los fanáticos de los Beatles y de los Rolling Stones, igual que entre monárquicos y republicanos, pero donde casi todo el mundo admira y respeta tanto a la monarca nonagenaria como al cantante y compositor.
Si Isabell II lleva siete décadas en el trono, McCartney lleva otras tantas haciendo música, y seis al más detención nivel, y asimismo parece quedarle cuerda para rato. Calibrado internamente de una semana se subirá al Pyramide Stage de Glastonbury para cobrar la adoración y las gracias de unos fans que le cantarán el Happy Birthday. Ello, al regreso de una expedición por los Estados Unidos con catorce actuaciones, incluidas dos en Los Ángeles, en el histórico estadio de los Dodgers y en el SoFi de Inglewood, el estadio más impresionante que existe actualmente en el mundo, una maravilla arquitectónica donde el sabido vibró como en la última Super Bowl.
Mientras contemporáneos suyos como Bob Dylan y Neil Young, asimismo en la élite de los grandes supervivientes de la era dorada del rock and roll clásico, se divierten con la espontaneidad, haciéndose impredecibles y sorprendiendo así a las audiencias, McCartney siempre es el mismo. Rodeado de una lado de músicos veteranos con los que lleva tocando media vida, es lo que sus fans esperan que sea y les da aquello que quieren, en un cóctel en el que nunca faltan unos cuantos de sus éxitos más memorables. Un entrenamiento de nostalgia y la experiencia de ver y oír a un museo viviente, ejecutado al más detención nivel bello y técnico.
El día 25 en Glastonbury, los aficionados que han rendido las entradas tendrán la oportunidad de apreciar una muestra condensada en un par de horas largas del trabajo de toda una vida, la música de los Beatles, la música de Wings (la lado que, tras la separación del conjunto, formó con su esposa Linda, la fotógrafa saco con la que se casó en 1969), y la música suya propia en solitario, todo ello bañado en una ola de optimismo emocional muy bienvenido en medio de la contemporáneo crisis económica (muchos de los asistentes no saben cómo será su situación internamente de poco, con la inflación y el aumento del coste de la vida, y cuándo podrán retornar). Será sin duda una ocasión renombrado, y por lo que parece sin el granito que muchos primaveras se apodera de las praderas de Somerset.
La historia del rock and roll cambió en 1957 cuando Paul conoció a Lennon en Woolton Village y se unió a su conjunto, los Quarrymen (John asimismo había perdido hacía poco a su mamá). Los Beatles, con Ringo Starr y George Harrison asimismo en sus filas, subieron rápidamente a la éxito en la término de los sesenta y la Beatlemania se adueñó del mundo (los Fab Four vendieron más de sesenta millones de álbums). Sin confiscación, las tensiones creativas y los choques de personalidad llevaron a la eventual ruptura de la lado tras ocho primaveras de éxitos. Tan sólo dos meses luego McCartney sabido sus dos primeros discos en solitario, y al poco tiempo fundó Wings con su mujer Linda.
El crimen de John Lennon en Manhattan en 1980 afectó terriblemente a McCartney, que durante toda una término no volvería a hacer giras preocupado por su seguridad, limitándose a realizar grabaciones en estudio y siendo el protagonista de la película Give My Regards to Broad Street (1984). Durante una expedición por Japón fue pillado en posesión de cannabis y pasó diez días en una celda. En 1997 fue hecho noble (Sir Paul) por la reina Isabel, un año antaño de que Linda muriera de cáncer. En el 2002 se casó con Heather Mills, y cuatro meses luego falleció George Harrison.
McCartney y Lennon formaron el mejor tándem de compositores de música pop de la historia. Y aunque cada uno de ellos tiene sus incondicionales, Sir Paul siempre tuvo una voz propia y contribuyó de forma decisiva a los arreglos musicales de los Beatles, dominando diversos instrumentos, especialmente el bajo. Como solista tuvo algunos fracasos, pero asimismo produjo un montón de éxitos que han hecho de él una divisa y el músico más rico de la historia, vencedor de dieciocho Grammys.
McCartney y Lennon formaron el mejor tándem de compositores de música pop de la historia
Con su distinto encanto, el mes pasado mostró en el decorado del SoFi con una foto suya acunando a su hija Mary cuando era un bebé, y cantó la evocación Maybe I am amazed . Hoy, ascendiente orgulloso y con ochenta tacos a las espaldas, Paul McCartney tiene razones para estar maravillado y ser muy oportuno. El tiempo pasa para todo el mundo, pero para él y la reina Isabel, un poco menos que para los demás.
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