Demócratas, republicanos moderados y estadounidenses no trumpistas en normal se mueren de la envidia y la ansiedad al hallarse en el espejo que la dimisión de Boris Johnson les ha plantado frente a la cara a modo de recordatorio de lo que en su país parece difícil: la expulsión de la vida pública del primo hermano político del premierbritánico, el expresidente pero aún líder y solicitante al retorno, Donald Trump.
“Los conservadores del Reino Unido han hecho lo que los republicanos de Estados Unidos nunca se han atrevido a hacer”, comenta el analista de la CNN . “Vale la pena tomarse un tiempo para apreciar la deliciosa implosión del futuro ex primer ministro Johnson”, afirma “con celos” la comentarista de The New York Times .
La supervivencia de Trump se explica por el poder que mantiene en el partido, aunque esto puede cambiar
Al tiempo que señalan la afinidad y similitudes entre los dos personajes, los políticos y medios progresistas de Estados Unidos resaltan estos días las diferencias de sistema que en parte explicarían el contraste entre la forzosa renuncia de Johnson y la permanencia de Trump pese a la importancia de las acusaciones que pesan en contra de éste, incluida la de encabezar un intento de chiste de Estado.
El viejo peso del Parlamento y del partido gobernador, cuyos representantes electos deciden quién puede liderarles y aspirar a dirigir, sería una de las claves.
Pero los republicanos tuvieron ocasión de derribar a Trump en los dos impeachments votados en el Congreso en el 2019 y el 2021, y no lo hicieron. Y en 1974 los dirigentes del mismo partido sí forzaron a irse a Richard Nixon cuando él se resistía tras el caso Watergate.
El porqué central de la resistor de Trump, frente a la caída de Johnson, está en el poderío que aquél mantiene interiormente del partido: entre las bases y, en consecuencia, entre una mayoría de altos cargos con aspiración a ayudar o renovar posiciones y que o correctamente se mantienen fieles a él, o evitan criticarle, o incluso reniegan de anteriores críticas, por miedo a perder su respaldo. Un respaldo que hasta ahora veían central para sobrevivir en las urnas.
Pero la situación puede cambiar. No pocos aspirantes a las legislativas de noviembre con ese respaldo de Trump han perdido las primarias. Y está por ver si los que las ganaron vencerán a sus oponentes demócratas. Como asimismo está por ver si las crecientes pruebas contra el exmandatario por su papel en el asalto al Capitolio en enero del 2020 siguen resultándole inocuas. Ya lo dijo Johnson: “Nadie es indispensable en política”. Ni siquiera Trump.
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