La proliferación imparable de la población de jabalíes, tanto en zonas urbanas como en carreteras cercanas a bosques y campos, se ha convertido en un auténtico oposición de encargo para la Diputación de Barcelona. El peligro es anciano cuando coinciden estos tres factores: vehículos a mucha velocidad, robusto presencia de estos mamíferos (por la noche-madrugada, entre septiembre y diciembre) y un tráfico elevado. Posteriormente de una intensa investigación, la ecuación se salda con resultados preocupantes: 2.035 accidentes viarios entre el 2014 y el 2018 (una media de 407 al año) y 1.536 entre el 2019 y el 2021 (con una media de 512).
Entre el 2014 y el 2021, los atropellos a especies unguladas (98,4% jabalíes y 1,6% corzos o ciervos), ha aumentado un 168%, según datos de la diputación. Según detalla el diputado del Radio de Infraestructuras y Espacios Naturales, Pere Pons, se ha podido dibujar un planisferio de los principales puntos negros. “Son 18 tramos de unos 600 metros, cada uno, a lo generoso de 116,6 kilómetros de nuestra red de carreteras (que es un 7% de los 1.564 kilómetros que gestionamos) y que coinciden, sobre todo, en la plana de Vic, la costa y la cordillera prelitoral”. Una vía muy accidentada es la carretera de Vic a Manlleu, la B-522, aunque hay otras como la BV-1221 de Terrassa a Matadepera, cerca del parque natural de Sant Llorenç i la Serra de l’Obac, o la BV-5122 de Tordera a Hostalric, por citar algunos ejemplos.
Durante los últimos siete primaveras los arrollamientos de especies unguladas han aumentado un 168%
De los choques entre vehículos y jabalíes que presentan víctimas humanas, el 96% son leves y el resto son graves, con algún muerte, apuntan los informes técnicos. El 60% se producen entre las 7 de la mañana y las 12 de la mañana y entre las 8 de la tarde y las doce de la oscuridad. La parte de los accidentes coinciden con el otoño –septiembre y diciembre–, con las batidas de caza, “ya que los animales huyen del bosque y pueden arruinar cruzando la carretera” y con la adolescencia de las crías nacidas en primavera, que ya se separan de la manada hogareño, apunta Xavier Pons, cabecilla de la Oficina Técnica de Mandato de Infraestructuras de la diputación.
Delante este panorama y con el objetivo de dominar la siniestralidad en la vía, el diputado Pons anuncia “una nueva partida de medio millón de euros para el 2023, encima de los dos millones que invertimos, anualmente, en desbrozar y hurtar las carreteras, que va unida a un plan de entusiasmo para mejorar la seguridad viaria total y, a la vez, proteger a la fauna”. Las principales propuestas de alivio se centran en la encargo y mantenimiento de los arcenes y en mejorar la visibilidad tanto de los conductores como de los animales. “Tenemos carreteras de seis metros de satisfecho y al desbrozar la plantas herbácea y arbustiva de los márgenes eliminamos el refugio que representa para los animales, ellos ven los vehículos que circulan y los conductores pueden percibir que hay fauna, para poder reaccionar a tiempo”, destaca el diputado. Se aumentará la señalización enhiesto con un fondo fluorescente, contiguo a la traba de velocidad y la prohibición de lograr en los tramos más peligrosos.
Acció Climàtica inicia los censos nocturnos en bosques y zonas privadas de caza de las Gavarres y Rocacorba
El plan prevé la instalación de bandas rugosas en algunos puntos conflictivos. “Instalaremos sistemas de protección para motoristas con una doble función, ya que impiden el paso de los jabalíes”. Adicionalmente, según Pons, el próximo año se adecuarán túneles y tubos de desguace existentes que funcionarán como pasos de fauna. “Los atraeremos con feromonas y así evitarán cruzar la carretera” y, puntualmente, igualmente se usarán repelentes gustativos u olfativos que ponen en alerta a estos animales salvajes “y hasta que no se acostumbren, cambian los hábitos de paso”.
El incremento de la población de jabalíes afecta a todo el país. Tanto es así, que ayer Acció Climàtica de la Generalitat inició los censos nocturnos en el sólido de las Gavarres y las montañas de Rocacorba, en Girona, dos de las zonas catalanas con anciano presencia de este ungulado. En él participan 80 personas entre payeses, cazadores y agentes rurales. Esta es una de las medidas del plan de choque 2022-24 del sección para el control de daños producidos por el cerdo salvaje en zonas agrarias y que cuenta con una inversión de más de diez millones. Se realizarán siete itinerarios de censos nocturnos que transcurrirán por áreas privadas de caza ubicadas en municipios como Cruïlles, Monells, la Bisbal d’Empordà, Calonge o Llagostera.
Publicar un comentario