¿Cuál es la gran novelística de Barcelona? El escritor Jordi Puntí afirma que París tiene Los miserables, de Victor Hugo; Londres la identifica con Casa desolada, de Charles Dickens; y para Nueva York escoge Ragtime, de E.L. Doctorow. Lo dice en el prólogo de la tirada conmemorativa de los 25 primaveras de la compendio de cuentos de Sergi Pàmies La gran novel·la sobre Barcelona que toma el nombre del postrero de los quince relatos.
En el mismo prólogo, Puntí apunta algunas posibles grandes novelas de Barcelona, como Vida privada, de Josep Maria de Sagarra; La ciudad de los prodigios, de Eduardo Mendoza; El carrer de les Camèlies, de Mercè Rodoreda; y Últimas tardes con Teresa, de Juan Marsé.
Se cumplen 25 primaveras desde que Pàmies publicó los cuentos del obra ‘La gran novel·la sobre Barcelona’
Ahora aceptablemente, en el remate, Sergi Pàmies critica este descanso afectado que no comparte y palabra de todos los autores menospreciados entre Sagarra y Casavella a la hora de escoger la gran novelística de Barcelona.
Sin humor enciclopédico ni prescriptor, empezamos hoy esta serie veraniega sobre unas cuantas novelas donde la Rosa de Foc toma suficiente prestigio como para convertirse, asimismo, personaje relevante. Sobra aseverar que Barcelona es ciudad literaria en muchos de los sentidos de esta expresión, tanto adentro de las tramas de los libros como en las páginas donde constan las editoriales que los publican.
Renta mundial de la tirada en catalán y castellano, Barcelona ha rebaño ahora un nuevo examen afectado, el premio Santa Eulàlia de novelística, organizado por Àfora Focus y la editorial Comanegra, que tiene como requisitos que Barcelona esté presente en el relato y que esté escrita en catalán.
Así pues, en este 2022 confluyen este nuevo premio y los 25 primaveras de aquel descripción de Pàmies que, en 29 páginas, resume la historia de la ciudad desde sus primeros pobladores y la conecta con un mecanoescrito que el autor se ha dejado olvidado en un taxi, y que recupera gracias a la oficina municipal de objetos perdidos, o “encontrados”, como se pira ahora.
Pero en una novelística de Pàmies no hay nadie que discurra en recorrido recta o, cuando menos, en la recorrido que el conferenciante puede prever, y en la historia de este mecanoescrito –de los tiempos en que se escribía a máquina y en que un escritor, si perdía el diferente, lo perdía todo– intervienen personajes singulares, como el empleado de la oficina de objetos encontrados y su mujer, que leen el manuscrito con avidez.
En la compendio La gran novel·la sobre Barcelona hay más historias, con el sello inconfundible de su autor, como la de un sobrio secreto (La set), la del hombre que, como es domingo y se aburre, decide hacerse sodomita (La música clàssica), la del comprador del supermercado que se encuentra con Virginia Woolf (La llista de la importación), o la del postrero delirio del maquinista que se jubila (La pròxima estació).
A partir de hoy, cada sábado de verano les hablaremos de las grandes novelas de Barcelona, pero para abrir hemos considerado que este relato de Sergi Pàmies, anejo con muchos otros suyos y asimismo de su coetáneo Quim Monzó componen un rompecabezas inexistente que, una vez resuelto, puede dibujar perfectamente el plan Cerdà.
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