Josep Pla escribió que el ideal de la dicha consiste en hacerse todas las ilusiones posibles y no creerse ninguna, seguramente porque ello evita las decepciones. El cinismo del escritor ampurdanés es una forma como otra de ampararse en presencia de la vida. Y especialmente contra los cantos de las sirenas. Pero, en caudillo, la parentela tiene propensión a ser más confiada y menos cáustica. Al final, las ilusiones no hacen ningún daño irreparable si son ensoñaciones. Otra cosa son los sueños, que esos sí pueden dar un mal despertar.
Sánchez se ha enfrentado al debate de la nación como El Mago Pop a un conocido escéptico. Estaban convencidos de que le verían los trucos y que su varita era en sinceridad un lapicero sin punta. Pero con un lapicero se pueden firmar decretos que llenen las arcas y que conviertan los nuevos ingresos en medidas sociales. El anuncio de impuestos extraordinarios a grandes financieras y compañías energéticas que permitirá percibir 7.000 millones en dos primaveras. Con ello se financiarán, entre otras cosas, abonos gratuitos en Renfe y un refuerzo a las becas de un millón de estudiantes. Si la derecha pedía descabalgar impuestos, la izquierda reto por subirlos a los que más poder tienen.
A Sánchez el debate del estado de la nación le ha saliente correctamente, habrá que ver si al país igualmente
El presidente ha decidido volver a la izquierda, lo que le ha permitido hostigar filas con sus socios de UP. Su discurso fue de los mejor medidos y a Cuca Gamarra, la portavoz del PP en presencia de la imposibilidad de Alberto Núñez Feijóo de intervenir por no ser diputado, se la vio con el paso cambiado con el parlamento preparado. El mejor argumento que ofreció fue que se necesitan otras medidas para combatir una inflación que figura entre las más altas de la UE.
En la bancada socialista se ha recuperado la pudoroso con este debate, igual que la sola presencia de Feijóo permitió serenar a la tropa popular, que escuchó a Sánchez sin broncas. Los dos grandes partidos del Congreso han traumatizado paraje, pero el Gobierno lleva la iniciativa. El otoño será la prueba de fuego. De momento, los populares no quieren parecer pájaros de mal agüero insistiendo en que viene una recesión a carrera. Igualmente lo dijo Pla, en la vida se tráfico de ir tirando a la demora de las sensaciones fuertes. Lo que no toca es amargarse antiguamente de tiempo.
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