Si poco nos ha enseñado First Dates hasta la plazo, es que adicionalmente de memorizar multitud de cosas sobre lo que hacer (y lo que no hay que hacer) en una primera cita, además conviene ser sincero. Eso sí, quizá lo mejor sea retener los detalles más secretos de la personalidad de uno para cuando la cámara no esté delante, sobre todo si se ha congeniado con la otra persona y se pretende reforzar un segundo discusión.
Adrián, un educador de estadio de 37 primaveras de Madrid , llegaba con las cosas muy claras al popular restaurante televisivo, donde se descubrió con una circunstancia inesperada: le gusta mucho escribir poemas, poco que le servía para liberar sus emociones y, por qué no, para conquistar. En cuanto a su vida sentimental, ha tenido de todo, porque le gusta cortejar. Eso sí, ya desde el principio dejó clara una cosa, y es que lo de la fidelidad no era lo suyo: “En líneas generales no soy fiel, lo intento, pero me cuesta… no siempre he sido fiel. No he antitético a la mujer correcta”, intentó justificarse.
Unas palabras que parece que empezó a reconsiderar con Viri, una funcionaria madrileña de 36 primaveras “muy adecuado” y risueña, con quien se puso a moverse cero más venir. Viri resultó ser su cita, y a pesar de tener sus dudas al principio, al no encajar con sus preferencias a nivel físico, la gran conexión que los dos mantuvieron desde el principio hicieron el resto.
Una cita llena de diversión, muchas risas y confidencias en la que Adrián contó algún que otro secretillo sobre sí mismo, sobre todo durante el esparcimiento del Rasca de First Dates, donde les tocó replicar a una pregunta clara: “¿Qué necesitas para enamorarte?”. Adrián remoloneaba en la respuesta, pero finalmente vio que no le quedó más remedio que confesarse y contar una teoría que estuvo presente ya en toda la cita.
“Me dijo mi amigo que no contase esto… no salgas corriendo, ¿vale?”, comenta él mientras se partían de la risa. “Es una teoría sexual. Yo creo que hay personas que encajan mejor que otras … estuve con una chica que cuando teníamos relaciones sexuales su vagina abrazaba mi pene”. “¡Ay que Me voy corriendo!”, decía Viri entre risas y sin dar crédito a lo que estaba oyendo.
Por suerte para Adrián, Viri no solo no se fue corriendo, sino que aceptó gustosa estar con él en una segunda cita. Eso sí, parece que ella no reúne todos los requisitos sexuales y físicos que Adrián necesita, porque aceptó estar con ella, pero solo como amigos.
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