“Pedro Acosta, ¡pero qué zagal!”

Usted pertenece al 99,9% de los padres de deportistas que no alcanzarán el sueño de convertirse en un deportista de élite

‘Tu hijo puede ser un crack’, Jaime Alguersuari

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–¡La épica, la épica! –insiste Jaime Alguersuari (72).

Le gusta esa palabra, en genérico le gustan mucho las palabras (en su día había estado a los mandos de un conglomerado de revistas deportivas, con Solo Moto como eje), y por eso repite algunas de ellas:

–Épica –dice.

Y incluso dice:

–Pastor.

Y mezclando ambas, me describe a su nuevo mito, el épico pastor Pedro Acosta.

Pedro Acosta es murciano, de Mazarrón, y tiene 18 primaveras y ahora mismo una pierna rota y un título mundial de motociclismo, el de Moto 3 que había rebaño en el 2021, cuando sumaba 17 primaveras.

Pedro Acosta incluso tiene un retrato de 183 páginas: Pedro Acosta, el campeón mundial de 17 primaveras (RBA), el obra que Jaime Alguersuari le ha dedicado.

–Pues nunca nunca nunca he pasado a nadie como Pedro Acosta –me dice.

Me he sentado a conversar con Jaime Alguersuari en su casa. Los ventanales se tienden sobre Barcelona. Me siento intransigente al contemplar la ciudad desde lo suspensión. Pienso en ello mientras Alguersuari posa para César Rangel a lomos de su Ossa monocasco de 1968, expuesta en el recibidor.

(Acosta se había aupado a esa misma Ossa para la portada del obra)

Jaime AlguersuariEscritor y patrón

Es pronto por la mañana y el hospedador me ofrece tortilla de patatas, pan tostado y un café. En esa misma mesa, me dice, se han sentado Crivillé, Checa, Sete Gibernau, Sito Pons o Aspar, y en la sobremesa todos ellos se han dedicado a componer versos y a rimar.

Me lo demuestra con un vídeo.

Cierto, ¡los pilotos hacen rimas!

–¡Somos los últimos de Filipinas! –vocea Alguersuari, y defiende el papel de la prensa en papel, y el del obra en papel–. ¡Somos unos héroes del siglo XX!

Y por eso le gusta escribir libros: los escribe dictándole a un escribidor, escribe mientras acento, y así suena el obra, como si el autor nos estuviera hablando.

En uno de ellos nos hablaba de su hijo: Tu hijo puede ser un crack (Planeta), en las librerías en el 2012, revisionaba la carrera de Jaume Alguersuari, ex piloto de F-1, hoy reconvertido en Squire, dj y creador musical.

Hasta aquí: no hemos venido a platicar del hijo, sino del mito Pedro Acosta, el pastor de Mazarrón.

(...)

–¿Qué tiene Acosta que no tengan otros?

Jaime Alguersuari se echa detrás, cruza las palmas tras la cerviz, coge meteorismo.

–¿Qué tiene...? –rebate preguntando, a la gallega–: yo le descubrí el año pasado. Habían pasado ocho primaveras desde que Márquez ganaba su primer Mundial de MotoGP al primer intento. Tenía vigésimo primaveras.

–¿Y...?

–Entonces, la mayoría de periodistas españoles eran rossistas entregados. Valentino Rossi les embelesaba. Rossi se dejaba tocar, se dejaba querer. Márquez llegó, puso la mano en el pecho de Rossi y le echó contra la tapia, y a los periodistas no les gustó, ¡y eso que era de su casa!

–¿Y...?

–Está pasando lo mismo con Pedro Acosta. Fíjese, en su primera carrera en Moto 3, de tinieblas en Qatar, acababa segundo. Es cierto: fue segundo. Pero tenía 16 primaveras y acababa de calar. Entonces, me dije: ‘¿qué viene ahora?’. Y vi que venía un campeón del mundo. A la segunda carrera, incluso en Qatar, fue y ganó. Y vaticiné que iba a ser campeón del mundo en ese mismo año. Y se lio.

–¿Por qué?

–Me dijeron que eso no lo había hecho nadie en su première. Y yo insistí. Y sí, al consumir el curso fue el campeón del mundo de Moto 3.

Jaime Alguersuari, con un casco en homenaje a Ángel Nieto, rival de su época

Jaime Alguersuari, con un casco en homenaje a Espíritu celeste Nieto, rival de su época 

César Rangel

–¿Y entonces?

–Entonces me fui a conocerle a Mazarrón, a él y a su grupo, pescadores en un barco de 23 metros. El antepasado se llamaba Pedro y el padre, incluso. Y recorriendo aquel desierto de tierra me sentía en un país imaginario, como en una película de Tarantino, y mientras hablaba con ellos, en mi mente ya estaba escribiendo el obra. ¿Sabe qué me dijo el pastor entonces?

–¿...?

–Me dijo: ‘Jaime, yo no me quiero estar en Moto 3. Aquí, la moto no corre, no acelera, y vas de un culo a otro para exceder. Yo quiero ser el mejor cuando los demás se cagan en una frenada, cuando ven a San Pedro y yo no’.

(este año, Acosta ya está en Moto 2)

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