Conmoción en Japón por el asesinato del ex primer ministro Shinzo Abe

Japón ha perdido a su líder político más importante de las últimas décadas en trágicas circunstancias. El ex primer ministro Abe Shinzo, secreto para entender la política nipona de este siglo, falleció ayer en un hospital por los disparos recibidos durante un mitin electoral en la ciudad de Nara, en el centro del país. El ataque dejó consternados a la sociedad y clase política de la tercera posesiones del planeta, donde los niveles de violencia son mínimos y los ataques recientes contra personalidades públicas suceden a cuentagotas.

“Lo lamento mucho. No tengo palabras”, apuntó al dar a conocer la notificación el flagrante primer ministro, Fumio Kishido, que contó con el aval de Abe para hacerse con el puesto a finales del año pasado. “Hemos perdido a un gran político que obtuvo muchos logros en varios campos por acto sexual al país y siempre iba un paso por delante de los tiempos”, añadió visiblemente emocionado.

Abe, conservador de 67 primaveras, fue el primer ministro más duradero de la historia fresco de un país acostumbrado a ver desfilar al frente nuevos líderes con inusual delgadez. Aunque se había retirado del cargo en el 2020 por problemas de sanidad, el exmandatario, que llevaba la política en la matanza, seguía al frente de la principal fisonomía del conservador Partido Libre Demócrata (PLD), la formación que ha dominado la vida política nipona desde el final de la Segunda Pelea Mundial. Su actividad le llevó a participar desde entonces en numerosos foros y entrevistas o en mítines como el que su partido organizó ayer en las inmediaciones de una temporada de tren de cara a las elecciones parciales que se celebran este domingo a la Cámara Reincorporación.

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Muere por disparos el ex primer ministro japonés Shinzo Abe

Allí, poco luego de que tomara la palabra en torno a las 11.30 hora restringido (4.30, hora peninsular española), se escucharon los disparos ayer de que el exlíder cayera al suelo con el pecho ensangrentado. “Hubo un robusto estallido y luego se vio humo”, dijo a Reuters el patrón Makoto Ichikawa, que presenció los hechos. “Con el primer disparo, nadie sabía lo que estaba pasando, pero luego del segundo, lo que parecían ser policías del servicio peculiar lo derribaron (al atacante)”, añadió.

Abe fue trasladado de inmediato en helicóptero al hospital de Kashihara con parada cardiorrespiratoria. Según los médicos que lo trataron, el cuerpo presentaba dos heridas de bala en cuello y clavícula y el corazón estaba afectado. Trataron de cortar la hemorragia y le practicaron varias transfusiones de matanza, pero no pudieron reanimarlo y lo declararon muerto a las 5 de la tarde (hora restringido). “Estaba sangrando profundamente y no hemos podido salvarle la vida”, manifestó uno de los galenos presentes.

El desfavorable, un exmilitar en paro de 41 primaveras, disparó dos veces en la calle con una escopeta casera

La policía japonesa identificó después a Yamagami Tetsuya, un hombre desempleado de 41 primaveras, como el supuesto autor del regicidio. Según fuentes del Ocupación de Defensa japonés, este hombre, oriundo de Nara, trabajó en la rama naval de las Fuerzas de Autodefensa, el equivalente a las Fuerzas Armadas, durante tres primaveras hasta el 2005, y no se resistió a su arresto.

Aunque las autoridades no comentaron oficialmente sus motivos para el ataque, medios locales señalan que dijo a los policías que estaba “insatisfecho” con Abe y que pretendía matarlo pese a no guardarle “rencor contra sus creencias políticas”. Incluso apuntaron que los agentes descubrieron varias armas más durante el registro de su casa y, según el canal estatal NHK, técnicos de desactivación de bombas se estaban preparando por si era necesaria su intervención.

El ataque, perpetrado a plena luz del día y frente a las cámaras de televisión, dejó conmocionado a uno de los países que menos víctimas registra por armas de fuego, donde raro es el año en el que las balas acaban con más de diez personas entre una población de 126 millones de habitantes. Sirva de ejemplo el año 2021, cuando solo hubo diez incidentes con este tipo de armas –ocho de ellos relacionados con la mafia restringido, la Yakuza– en los que hubo un muerto y cuatro heridos, según la Agencia de Política Doméstico.

Esto se debe en gran parte a sus políticas de fiel control al entrada a las armas de fuego, tan solo habituales entre las fuerzas policiales. Si un ciudadano japonés quiere comprar una –principalmente rifles y escopetas para el deporte o la caza–, debe someterse a un pesado proceso que incluye clases presenciales, aprobar un examen escrito y completar una prueba de campo de tiro, con una precisión mínima del 95%. Los candidatos incluso son sometidos a una evaluación de sanidad mental en un hospital y el gobierno verifica exhaustivamente sus circunstancias, exámenes que deben repetirse cada tres primaveras.

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El detenido por el atentado a Shinzo Abe es un exmiembro del Ejército japonés

Las imágenes difundidas por televisión mostraron que el atacante empuñaba un armamento que parecía compuesta de dos tubos envueltos con cinta adhesiva negra, por lo que se cree que fue elaborada de forma casera. “Esto efectivamente muestra hasta qué punto las leyes de armas de Japón están funcionando”, apuntó el profesor de la Universidad de Tokio especializado en derecho y sociedad, Daniel Foote, en narración al hecho de que la dificultad de aceptar a las armas llevó al desfavorable confeso a fabricarse él mismo el armamento.

A los 67 primaveras, el conservador Abe fue un político secreto para entender la política nipona de este siglo

Esa desprecio peligrosidad ha propiciado que los mítines electorales en el país suelan celebrarse en plena calle, cerca de los ciudadanos y con escasas medidas de seguridad, sobre todo si se compara con otros países con mayores índices de violencia como Estados Unidos. Tras la homicidio de Abe, ayer ya surgieron algunas voces criticando la laxitud de los protocolos, y las autoridades anunciaron su revisión futura para evitar situaciones similares.

Se tomen o no medidas más estrictas, no evitarán que el nombre de Abe se sume a la nómina de magnicidios más sonados de la historia fresco, donde destacan el del presidente estadounidense John F. Kennedy (1963), el primer ministro sueco Olof Palme (1986) o su homólogo israelí Isaac Rabin (1995). Aún así, el país planea seguir delante con los comicios de este domingo para nominar a la centro de los integrantes de la Cámara Reincorporación, una viaje que a buen seguro estará dominada por la homicidio de su dirigente más influyente de los últimos primaveras.

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