Sostenibilidad, sí, pero ahora no es el momento

La incorporación de la sostenibilidad en las prácticas empresariales ha llegado para quedarse, pero ahora no es el mejor momento de centrarse en ella. Esta es la principal conclusión a la que han llegado los autores del botellín documentación del Observatorio de los Objetivos de Exposición Sostenible (ODS) tras analizar a 101 empresas cotizadas españolas. En el estudio, que fue presentado por el Observatorio Social de la Fundación La Caixa y la escuela de negocios Esade, se afirma que la pandemia ha supuesto un empujón para la incorporación de la sostenibilidad en las prácticas empresariales, pero que la coetáneo coyuntura está poniendo en peligro esta transición. En concreto, se señala que “el contexto socioeconómico pospandemia y el entorno inestable provocado por la cruzada en Ucrania introducen nuevos riesgos sobre la capacidad de reorientar los modelos de avance actuales y de dar respuesta a la crisis climática y medioambiental, la desigualdad y a la superación definitiva de la pandemia”.

“El coste de la sostenibilidad, que es una inversión a dadivoso plazo, sigue siendo un obstáculo en el corto plazo, en el que siguen primando los aspectos puramente económicos”, señala Querubín Castiñeira, director de la cátedra de Liderazgos y Sostenibilidad de la escuela de negocios Esade y coautor del documentación. Para Raúl Estévez, del Observatorio de la Sostenibilidad, es un error de táctica: “La estabilidad financiera de una empresa forma parte de la sostenibilidad. A veces hay que renunciar a beneficios inmediatos para obtener beneficios a dadivoso plazo”.

La coetáneo coyuntura económica no es la única tensión estratégica a la que deben hacer frente las empresas en la transición alrededor de modelos económicos más respetuosos con la sociedad y el medio dominio. El consumidor, la regulación válido y la venidera, así como la financiación, igualmente ejercen presiones sobre la mandato empresarial. “La presión por parte del consumidor es especialmente elevada en todos aquellos productos que ingerimos o están en contacto con la piel”, señala Jordi Oliver, de la firma consultora Inèdit Innovació. Sin requisa, Oliver reconoce que en los demás artículos y servicios “el precio sigue teniendo un peso muy importante”. Coincide Castiñeira: “El consumidor dice que sí, pero a la hora de la verdad no está tan concienciado como dice, especialmente si la sostenibilidad implica mayores costes o un cambio de hábitos”. Por su parte, Estévez argumenta que “es ordinario que las capas más desfavorecidas de la sociedad primen el precio en situaciones de estrés financiero como la coetáneo, de aquí la pobreza de promulgar para imponer a las empresas”.

La presión regulatoria es “escasa” todavía en España, aunque “ha habido avances”

En remisión a la fuero válido, los expertos consultados coinciden en indicar que la presión regulatoria es “escasa” todavía en España, aunque reconocen que “ha habido avances”. Para Oliver, un claro ejemplo de ello es el sector de los envases, que está “revolucionado” por los cambios normativos en camino en materia de reducción de residuos.

Otro número de tensión analizado por el estudio es la financiación. “Los fondos de inversión y la financiación en militar presionan a las empresas para que introduzcan la sostenibilidad en su táctica. Las que más reciben esta tensión son las compañías cotizadas, pero poco a poco va llegando igualmente a las pequeñas y medianas empresas”, afirma Querubín Castiñeira.

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