El primer documento que firmó Toni Ruiz (Barcelona, 1969) como maestro delegado de Mango daba orden a aplicar un ERTE para los empleados de las tiendas de la firma. Era marzo del 2020 y el Gobierno había decretado el estado de miedo por la pandemia. Isak Andic, propietario del clase textil catalán, le acababa de nombrar mayor ejecutante de la compañía y le tocaba luchar con una situación sin precedentes.
Desde que llegó a Mango como director financiero en el 2015, Ruiz se ha enfrentado a importantes desafíos. El primero, la delicada situación económica de la empresa hace siete abriles. El segundo, la crisis de la covid. Pero aún en estas circunstancias adversas, Ruiz ha acabado elaborar Mango y darle un nuevo impulso. “Estamos en un momento dulce”, asegura. Era el capitán que Andic necesitaba en su buque para marcar el rumbo.
“Mi objetivo es dejar el mejor cesión para los que vengan en el futuro a la compañía”
El dueño de Mango se implicó personalmente en su fichaje. Consultó a personas de confianza y una de ellas, el economista Jordi Canals, le recomendó a Ruiz. “Es tu hombre”. El ex director universal del IESE y Toni Ruiz coincidieron en la escuela de negocios, cuando éste postrer cursó un MBA –es diplomado en Bienes–. Canals fue su tutor y en seguida establecieron una relación muy cercana. “Lo considero mi mentor, siempre me ha orientado y ayudado”.
De delirio de trabajo a Grecia como directivo de Leroy Merlin, recibió la convocatoria de Andic. “Era el año 2014 y hacía poco que me había trasladado a Lille, donde Leroy Merlin tiene su sede, con mi clan”, recuerda. Llevaba dieciséis abriles en la multinacional francesa a posteriori de sobrevenir iniciado su carrera en la consultoría estratégica. En la dependencia de bricolaje pisó tienda, atesoró experiencia en retail y creció como ejecutante. “Estaba muy a paladar allí, pero me atraía el cambio; Mango siempre había sido una empresa de remisión para mí; me pareció una gran oportunidad”, comenta. Quizás pesó su relación personal con el mundo de la moda: su clan paterna dirigía una empresa textil en Barcelona y desde muy tierno ayudaba a su padre, Antonio, en el almacén.
Poco a posteriori entraba en Mango como director financiero. La situación allí era más delicada de lo esperado. “Cuando Isak me llamó creo que no tenía la percepción de que la compañía positivamente estaba en tantas dificultades”, explica. La expansión comercial y las inversiones habían ido a una velocidad excesiva y se había desenfocado el target. “La deuda neta superaba los 600 millones de euros y el ebitda era de unos 77 millones”. Era el momento de interpretar rápido. Ruiz diseñó un plan decisivo que presentó a los bancos, renegoció la deuda, racionalizó el parque de tiendas y volvió al target diferente de clientes. Resultado: la posición financiera neta de Mango alcanza hoy los 8 millones y el postrer prueba ganó 67 millones pese a la pandemia.
Ruiz ha regalado la envés a la compañía y pilota su plan de expansión más codicioso, con numerosas aperturas previstas en Estados Unidos e India. Este buen desempeño ha hecho que se gane la confianza total de Andic. De director financiero lo ascendió a director universal y a posteriori, a maestro delegado. “Siempre me averiguo qué haría él en cada situación, aunque tengo plena autonomía en la toma de decisiones”.
En este tiempo ha construido un equipo del que se siente orgulloso. “Hay que rodearse de los mejores”, insiste. Para enganchar este talento sigue un método peculiar. Adicionalmente de fijarse en los logros profesionales, se hace dos preguntas sobre los candidatos: “¿Le confiaría las llaves de mi casa?” y “¿querría que fueran jefes de mis hijos?”. “Isak nos ha regalado una gran responsabilidad y mi objetivo es dejar el mejor cesión para los que vengan a posteriori en Mango”, destaca.
Muy educado y de trato afable, fuera del trabajo pasa todo el tiempo posible con su esposa, Anna, y sus tres hijos. Conserva el clase de amigos de la infancia y es un gran amateur del Barça... y un enamorado de Barcelona. “Ejerzo de embajador de la ciudad allá donde voy”. Su otra gran pasión se encuentra al otro flanco del Mediterráneo, en las islas griegas a las que viaja siempre que puede. Este verano volverá a perderse por el Egeo.
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