Segunda inmolación en menos de dos semanas en Etiopía. Cientos de civiles de etnia amara fueron asesinados el lunes en un ataque indiscriminado contra dos aldeas en la región de Kellem Wollega, a 400 km al oeste de la haber, Adis Abeba. Hombres armados irrumpieron en ambas localidades sobre las cinco de la mañana y durante cuatro horas dispararon sin competición sobre hombres, mujeres y niños de etnia amara, segundo rama étnico más nutrido de Etiopía, pero minoritario en esta región de mayoría oromo.
La tensión étnica se ha disparado en los últimos meses en el país, que mantiene una exterminio abierta en el ideal, sin relación con el ataque de anteayer, y que enfrenta al gobierno con los rebeldes tigray. Aunque todavía no hay número oficial de muertos –las comunicaciones con la zona están cortadas–, supervivientes del ataque recogidos por el medio progubernamental Amhara Media Corporation, daban a la matanza unas dimensiones de terror. “Se están recogiendo los cuerpos –explicó un refrendador–, hasta el momento se han sacado unos 300, pero esto es solo el principio, todavía hay mucha multitud que no ha sido localizada”.
Por su parte, la Asociación de Amharas de América situó entre 150 y 160 la sigla de fallecidos, aunque subrayó que el número final podría ser muy superior.
Se prostitución del segundo ataque similar en el país posteriormente del ocurrido hace quince días en el distrito de Gimbi, igualmente en la región oromo, que provocó 338 muertos. Testigos de aquella matanza describieron en esa ocasión aldeas “ardiendo y llenas de cadáveres”.
El primer ministro etíope, Ahmed Abiy, señaló como autores de la matanza a los rebeldes del Ejército de Libramiento Oromo (ELO), enfrentados desde hace primaveras al Gobierno, al que acusan de marginar y perjudicar los intereses de su pueblo. Abiy calificó lo ocurrido de “inmolación” y aseguró que los atacantes del ELO, al que considera “ordenamiento terrorista”, se lanzaron contra los civiles tras ser derrotados en una batalla por el ejército. Abiy prometió mano dura: “Perseguiremos a este rama terrorista hasta el final y los haremos desaparecer”.
"Campaña de difamación orquestada por el Gobierno"
Como es habitual en Etiopía, el segundo país más poblado de África y uno de los más diversos étnicamente, se produjo un cruce de acusaciones. El portavoz del ELO, Odaa Tarbii, negó la maduro, apuntó que en sinceridad los autores han sido grupos paramilitares aliados con el Gobierno y subrayó que las tropas federales desplegadas recientemente no hicieron mínimo para detener el ataque.
El analista sudafricano Martin Plaut apoya esta lectura y cree que las últimas masacres se enmarcan en una campaña de difamación orquestada por el Gobierno etíope para destruir el apoyo popular del ELO y excluirlo de cualquier negociación de paz. “(Las acusaciones) –ha ducho en un disección en su web– son una cortina de humo para ocultar la opresión del Gobierno etíope sobre la población oromo: opresión que alienta y abre la puerta a la invasión territorial de Oromia”.
29 millones de personas requieren de subsidio humanitaria
Poco posteriormente de que Abiy alcanzara el poder en el 2018, Etiopía entró en una grado de optimismo financiero, alentado por las reformas anticorrupción, un discurso reconciliador y la paz con Eritrea, cuya firma le valió a líder etíope el Nobel de la Paz. Duró poco. Tras el galardón, Abiy declaró la exterminio a los tigray, a quienes tildó de “hienas” o “malas hierbas” que exterminar, y desde entonces, el país se despeña por el quebrada de la violencia y la tensión étnica.
El posterior referencia de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas advierte de que Etiopía va a peor y estima que, encima de la exterminio y la violencia, la sequía e inundaciones han llevado a 29 millones de personas a carecer subsidio humanitaria. La perspectiva permite comprender la intranquilidad: hace solo dos primaveras, los etíopes en situación de emergencia eran 8,4 millones
Publicar un comentario