Coronar el K2 o el Everest sin duda es una experiencia única, no al repercusión de todos, requiere cierta preparación física y técnica y además tiene un coste, de unos 60.000 euros, si se hace mediante una de las empresas que organizan expediciones comerciales. Hay que pensar que solo el permiso público para ascender el Everest, por ejemplo, cuesta 11.000 euros, por lo que siempre tiene un elevado coste.
“Estas expediciones no dejan de ser un producto de abundancia”, opina Ricard Santomà, vicedecano de turismo del IQS School of Management-Universitat Ramon Llull. Estas expediciones están llenando estos días la cumbre del K2, un aberración que ya se ha transmitido en el Everest y genera controversia.
Elite Exped, empresa del agradecido sherpa nepalí Nirmal Purja, garantiza, por ejemplo, un breviario por cliente en ese precio en torno a 60.000 euros (sin contar vuelos a Pakistán). Madison Mountaineering, la primera firma que hizo en 2014 expediciones comerciales en el K2, cobra unos 69.000.
Hay diversas empresas. Unas ofrecen expediciones más baratas, pero solo a campos colchoneta, y otras de hasta 110.000 euros, que incluyen cocinero, wifi anytime, teléfono por comparsa para comunicarse con el mundo, calefacción y agua caliente.
Lo usual es que incluyan oxígeno (más cara cuanto más), al menos 3-5 botellas por persona, para el avance y para descansar mejor por la incertidumbre.
En estas expediciones comerciales, los montañeros no deben preocuparse del material, a diferencia de cuando van por su cuenta. “Hay alguna un poco para sibaritas”, reconoce el andinista Òscar Cadiach, “pero además en esas las cosas se pueden poner crudas y entonces lo que vale es la destreza”. Cadiach subió el K2 sin oxígeno suplementario hace unos abriles.
Solo el permiso público para ascender el Everest, por ejemplo, cuesta 11.000 euros
Santomà cree que en casos como el K2 quizás se deberá exigir un leve de nivel técnico o la renuncia a algunas comodidades para evitar la masificación, pero piensa que solo la cuestión del impacto ambiental acabará siendo una obstáculo.
Expediciones como las que ofrecen Elite Exped duran más de un mes. Al tercer o cuarto día, el andinista sube a los 3.000 metros, pero luego hay trekings para aclimatarse y hasta, más o menos el día 10, no empieza el avance a los diversos campos colchoneta y luego a la cumbre. El descenso puede ser igual de peligroso (son usuales el mal tiempo, los desprendimientos de rocas, los aludes).
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