Iconos del siglo XX

En verano se hacen más fotos. Las vidas se cuentan ya en fotos, igual que la historia contemporánea. Aunque a Goya, Napoleón o Beethoven no les alcanzó la fotografía. La historia en imágenes empieza con la supresión de Crimea y la miseria de la clase obrera en Inglaterra.

Algunas fotos han pasado a ser icónicas. La disputa sobre cuáles serían las más representativas del pasado siglo XX –que no acaba de ocurrir, perspicacia la nueva supresión fría– sería larga, pero con remarcables coincidencias. 

La disputa sobre qué fotos serían las más representativas del pasado siglo XX sería larga, pero con remarcables coincidencias

Entre otras, saldrían a concurso las siguientes fotografías. El Titanic tras su deslizamiento. Lenin, torso alrededor de delante, arengando a la masa en Moscú en 1918. El flamante Empire State Building. Picasso ultimando el Gernika. Un alucinado Einstein sacando la franja. Una tribu saco frente a el recién estrenado televisor. La foto de unos pequeños huyendo de la aniquilamiento de My Lai en Vietnam. La vistazo delantero de Frida Kahlo. Un soldado francés sosteniendo un cráneo en una trinchera de la Primera Pleito Mundial. Un primer plano de Marilyn Monroe. Gandhi, de pie, con túnica y sandalias. Los Beatles cruzando Abbey Road. El filósofo Jean-Paul Sartre con cubrecuello y pipa. Los niños del Holocausto, con traje de rayas tras una empalizada. El hongo nuclear. El Che por Alberto Korda en La Habana. El ayatolá Jomeini frente a los guardias de la revolución islámica. Dani el Rojo riéndole a un policía en Mayo del 68. Stalin, Truman y Churchill en Potsdam en 1945. El miliciano disparado en la supresión civil española, por Robert Capa.

No obstante, el icono más trascendente del siglo XX, quizás hasta hoy, no está en la índice precursor. Se comercio de la foto Earthrising: la salida de la Tierra,
cap­tada desde la Escaparate por Bill Anders durante la empresa del Apollo 8 en 1968. Por primera vez en la historia se tiene una visión universal de nuestra Magna Mater. Contemplándola, debe con­cluirse lo absur­do de las fronteras y lo mal que sabe­mos morar en un planeta que es un diamante en el firmamento. ¿Por qué maltratar a nuestra Gran Religiosa? Es una foto, pues, con pigmento revolu­cionario.

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