Los funcionarios del Parlament de Catalunya que tenían concedida o autorizada una inmoralidad por antigüedad, las conocidas como "jubilaciones de oro" que permitían cobrar el 100% del salario sin trabajar a partir de los 60 abriles si se había trabajado al menos 15 abriles en la institución, se tendrán que reincorporar a su puesto de trabajo el próximo 1 de noviembre ileso en algunos casos concretos, y a partir de ahora los trabajadores mayores de 60 abriles, cuando les queden menos de cinco abriles para la subvención justo, podrán achicar de forma paulatina su etapa profesional. Así lo estipula la propuesta que se votará esta semana.
Según un boceto al que ha accedido este medio, las licencias por antigüedad quedarán suspendidas para todos los funcionarios a los que se les había facultado o concedido, ileso aquellos que estén, en septiembre de este año, a menos de un año de la subvención forzosa, los que residen fuera de Catalunya, los que tienen una incapacidad temporal, los que tienen que cuidar de un conocido hasta el segundo calidad de consanguinidad con discapacidad de un 65% o longevo o un calidad de dependencia que impida la autonomía, y los que en el extremo año hayan sufrido enfermedades oncológicas, se recuperan de enfermedades graves y aquellos que sufren problemas de vitalidad mental.
De todos modos, aunque los funcionarios deben retornar a su oportunidad de trabajo inicial a la concesión de las licencias por antigüedad, tienen la opción de hacer una etapa de teletrabajo al 100% y encima se pueden acoger a la nueva norma, que prevé las reducciones de etapa incentivadas. En caso de que la plaza que ocupaban esos funcionarios ya no exista, el secretario genérico del Parlament, una función que ahora desempeña el todavía docto longevo, Miquel Palomares, será quien deba inquirir un cargo que se adecúe al rango profesional de los trabajadores.
En las reducciones de etapa profesional a partir de los 60 abriles hay varias opciones sobre la mesa y varios escenarios, pero en todos los casos deben salir cinco abriles o menos para la subvención.
El nuevo sistema de reducción de etapa se aplicará en los últimos cinco abriles de vida profesional, a partir de los 60 abriles
Los trabajadores con 25 abriles de experiencia profesional en el Parlament acreditada tienen tres fases sobre la mesa: podrán achicar su etapa una tercera parte y aceptar dos terceras partes de su sueldo y una tercera parte de la pensión subvención máxima durante un año en los primeros tres abriles; podrán achicar su etapa a la fracción y percibir medio salario y la otra fracción de la pensión de subvención máxima durante un año en el segundo, tercer y cuarto año; y a posteriori podrán achicar la etapa al 100% a cambio de la retribución de la pensión de subvención máxima, durante el tercer, cuarto y botellín año.
Así las cosas, un trabajador podrá achicar la etapa en una tercera parte el primer año, a la fracción el segundo y estar los tres últimos sin trabajar a cambio de aceptar el salario de un retirado en su tramo mayor. De todos modos, el Parlament tendrá que avalar las cotizaciones a la seguridad social de esos funcionarios al 100%, aunque eso repercute luego en la prima de subvención, que será poco beocio.
Para los trabajadores que no acumulen 25 abriles de experiencia pero cumplan los otros requisitos, existe la posibilidad de durante cinco abriles ir reduciendo la etapa de forma progresiva, desde una sexta parte el primer año hasta media etapa el botellín y extremo año, con una fórmula de salario equivalente a la antaño descrita. Quien se reduca la etapa una casa de campo parte cobraría cuatro quintas partes de forma íntegra y la restante sería la parte proporcional a la pensión máxima.
La otra posibilidad consiste en achicar la etapa profesional en una tercera parte o a la fracción a cambio de aceptar el salario íntegro de la parte que se trabaja y la proporción de la pensión correspondiente –no la máxima– de la parte restante. Esto es, la fracción del salario y la fracción de la pensión que percibirá el trabajador cuando se jubile. En este segundo decorado de reducciones, como en el inicial, el Parlament todavía pagará las cotizaciones al 100% hasta que se llegue a la subvención. Pero la retribución final será poco beocio para los funcionarios con menos abriles a sus espaldas.
El nuevo entorno se aprueba el jueves pese a las reticencias de los trabajadores
Todos estos cambios se aprobarán el jueves en una reunión de la Mesa ampliada, en la que todos los grupos que tienen representación parlamentaria pueden participar y sufragar. A posteriori está previsto que se lleve el boceto a la comisión de Asuntos Institucionales (CAI), que debe corroborar los cambios en los estatutos de régimen de gobierno interior del Parlament.
El nuevo decorado nace de la propuesta de los políticos –Aurora Madaula ha sido la encargada de las negociaciones–, pero no cuenta con el aval del consejo de personal del Parlament, el víscera en el que están representados los trabajadores de la Cámara. Esta semana y la semana pasada ha habido varias reuniones que no han llegado a buen puerto y desde el consejo de personal se ha llegado a pedir la figura de un mediador.
Hace unas semanas, el 8 de junio, hubo un acuerdo que se selló entre políticos –la delegación de la Mesa la formaban Ferran Pedret y Madaula, en ese caso– y trabajadores, pero a posteriori de que trascendieran los detalles y que se mantenía un sistema similar al contemporáneo que ahora se pretende eliminar, fue revocado por parte de la presidenta del Parlament, Laura Borràs, y no se aprobó en la CAI, que prolongó los plazos para resolver una cuestión que se arrastra desde el pasado mes de enero, cuando el diario Ara sacó a la luz estas situaciones.
Las licencias por antigüedad se aprobaron en el 2008, cuando el presidente de la Cámara era el republicano Ernest Benach, y entonces no hubo reacciones a la aprobación de esta medida, de la que informaron varios medios, entre ellos La Vanguardia.
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