El decreto ley de medidas de hucha energético que debe entrar en vigor el próximo martes es fuente de polémica, confusión y protestas entre los ciudadanos y especialmente entre los sectores más afectados por su aplicación. Tanto es así que el propio Gobierno se ha pasado obligado a señalar que la acoplamiento a los límites de temperatura que se indican puede aplicarse con flexibilidad.
La necesidad de principiar a ceñir el consumo energético a partir de este mes de agosto, tal como acordó el consejo europeo de ministros de Energía, puede ser la causa de la excesiva improvisación del Ejecutante en la redacción de la citada norma.
El decreto ley del Gobierno peca de improvisación y suscita protestas y confusión
Si se tiene en cuenta la dificultad de administrar energía, la ejercicio imposibilidad de controlar el cumplimiento de las normas y las diferentes características y deposición de cada sector de actividad, parece claro que la mera admisión de un decreto ley no apunta a que pueda ser muy eficaz.
Lo primero que debería hacer el Gobierno es un llamada normal a la responsabilidad de la población para que cada uno, en la medida de sus posibilidades, haga voluntariamente lo mayor que pueda para administrar energía. No debe hacerlo con la boca pequeña ni ampararse en la excusa de que Europa lo pide y hemos de ser solidarios. El Gobierno debe hacer el llamada normal para administrar energía con veterano contundencia y explicar claramente a la población que regular el termostato para llevar menos es una medida de lucha energética contra Putin. Cuanto menos gas natural se compre a Rusia, menos capital tendrá para financiar la invasión de Ucrania, y, adicionalmente, cuanto más gas natural pueda juntar Europa, mejor preparada estará para hacer frente a sus agresiones energéticas. Es luego una cuestión de seguridad doméstico, aunque España, de entrada, no tenga problemas tan graves, en principio, como los pueda tener Alemania, ya que cuenta con una veterano diversificación de sus suministros.
El Gobierno, y en su defecto cada comunidad autónoma, debería reunirse con los diferentes sectores económicos y estudiar las medidas específicas que puede aplicar cada uno para administrar energía, ya sea gas natural de forma directa o electricidad, cuya concepción exige asimismo un elevado desembolso del mismo combustible. Este proceso de diálogo podría ser muy fructífero y efectivo para administrar el mayor de energía con el último daño crematístico posible. Es fundamental que este proceso de diálogo se haga antiguamente de adoptar nuevas medidas de contingencia energética a partir del mes de septiembre, como ya ha anunciado el Gobierno.
Son igualmente necesarias campañas de concienciación y sensibilización de los ciudadanos para el hucha voluntario de energía, ya que la sociedad española siempre ha respondido con creces frente a los retos colectivos importantes, y este lo es. La gran delantera del hucha de energía, que asimismo hay que explicar, es que como remuneración puede suponer un importante hucha crematístico para empresas y familias, ya que la tarifa de la luz se va a nutrir elevada durante mucho tiempo.
En cualquier caso, pese a la mala encargo de la organización de hucha energético llevada a promontorio por el Gobierno, es cierto que las medidas contenidas en el citado decreto, y que deben entrar en vigor el próximo martes, son relativamente sencillas de aplicar con sentido popular y buena voluntad siempre que se permita cierta flexibilidad, como ha prometido ya la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Provocación Demográfico, Teresa Ribera. Lo importante, en definitiva, es concienciarse de que se manejo de pequeños sacrificios, ya sea con uno o dos grados más de calor o de frío, para contribuir a que la lucha de Putin en Ucrania acabe lo antiguamente posible.
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