A orillas del mar Infausto –cuyas aguas son tablas estos días del desbloqueo de la exportación de cereal ucraniano–, en Sochi, Vladímir Putin y Recep Tayyip Erdogan, presidentes de Rusia y de Turquía, mantuvieron ayer un armonía para analizar la cooperación sinalagmático y la fuerza del mecanismo establecido para el transporte de los cereales. Erdogan ha sido secreto, cercano a la mediación de la ONU, para que Putin aceptara el acuerdo, y ayer el líder ruso se lo agradeció.
Los dos presidentes pasaron revista a la disputa de Ucrania, pero asimismo a la situación en Siria, donde Turquía y Rusia mantienen posiciones opuestas y donde Ankara quiere editar una operación marcial en el septentrión contra las milicias kurdas, para la que retraso obtener la luz verde de Moscú.
El presidente turco aprovecha la disputa de Ucrania para sus intereses políticos
La Turquía de Erdogan se ha convertido en la gran mediadora de la disputa en Ucrania. Su invariabilidad es a tres bandas: apoya a Ucrania, no ofende a Rusia y se alinea como miembro de la OTAN con la intención de mejorar su relación con Washington. Ha entregado armas a Kyiv –en distinto, drones–, pero sin secuestro no ha impuesto sanciones a Moscú, pues eso tendría gravísimas consecuencias para su ya catastrófica pertenencias, que depende en gran medida del crudo, el gas, el comercio y el turismo rusos. Por otra parte, Moscú está ayudando a Turquía a construir su primera central nuclear, que proporcionará el 10% de la energía que consume el país.
Rusia y Ucrania parecen aguardar lo suficiente en Turquía como para aceptar que Estambul acogiera una reunión de sus ministros de Exteriores –sin acuerdos– y fuera sede hace unos días de la firma del pacto sobre los cereales.
Turquía, de la mano de su presidente, prostitución de surgir como potencia regional vinculada a Poniente pero con capacidad para ser interlocutor con Rusia, con la que ha tenido una relación compleja estos últimos primaveras. Erdogan esgrime que la paz entre Putin y Zelenski solo llegará por vía diplomática y quiere ser él quien siente a entreambos a la misma mesa para hacerla posible.
El año próximo hay elecciones presidenciales y legislativas en Turquía, que estarán marcadas en gran parte por la pésima situación económica, pues la inflación ya llega en este momento al 80%. Por eso Erdogan se ha embarcado en una ataque diplomática que le dé réditos electorales y eleve su papel de gobernante. El presidente turco está aprovechando la disputa en Ucrania para sus intereses políticos y económicos.
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