Amandine Beyer ha venido a poner la apoteosis en el fascinante arte de la interpretación “correctamente informada” del repertorio barroco. Sus maneras con Gli Incogniti, su conjunto, son la suma de estudio e intuición y sus grabaciones son ya referenciales en la terreno europea. Algunas de ellas las ha llevado a agarradera en el Espai Ter de Torroella de Montgrí, cuyo festival la hace reparar como en casa. En el 2021 fue Vivaldi, con Deutsche Grammophon.
Este verano, la actor francesa residente en Galicia estrena incluso tesina en el certamen ampurdanés. Será el próximo 16, con un monográfico de Georg Muffat (1654-1704), que fue en sí mismo una pequeña Unión Europea, pues su estilo heterogéneo reunía ingredientes italianos, estética francesa y construcción alemana. En plena viaje veraniega, Beyer atiende a La Vanguardia desde los Alpes suizos. “Ayer estábamos en Francia y hoy a dos mil metros”, ríe.
Sonido Georg Muffat
“Se puede escuchar de fondo si atiendes una sesión en Bruselas, con esa mezcla de lenguas”
¿Torroella es como su nuevo centro de producción?
Un poco sí. Estábamos planteando un tesina nuevo y me he tomado la autodeterminación de preguntar a la directora si no le interesaría. Porque somos muchos, 17 músicos: ocho violines, cuatro violas, dos tiorbas, dos cellos y un contrabajo. Para reunirnos las condiciones aquí son ideales. Nos conocemos, la ciudad nos acoge... ensayaremos tres días. En Gli Incogniti procuramos que la masa del camarilla conecte con los proyectos como poco muy personal e ir agrandando la comunidad. Ya lo hicimos con Corelli: ser una lectura sinfónica del siglo XVII.
Pero Muffat es menos conocido.
Por desgracia sí. Casi siempre lo ves a cinco voces, que es poco muy distinto de la época, inspirado en el madrigal italiano. Así, hay dos partes de violines, dos de viola y una de bajo, pero con aquella moda de concerto grosso da muchas opciones: tiorba, secreto... puedes unir arpas, vientos... nosotros hacemos lo que podemos
¿Qué es lo que le atrajo de este compositor?
Que estamos hablando de la música y de su poder pacificador, unificador y al mismo tiempo muy regional y específico. Nadie sabe determinar su procedencia, su nombre es más correctamente escocés pero nació a los pies del Mont Blanc, en Saboya, cuando no era ni Italia ni Francia. Y le atrajo mucho el repertorio francés, estudió a Lully y escribió mucho al respecto para la maña de la música. Escribió varios libros sobre concerto grosso. Armonico Tributo es uno de los importantes. Y viajó.
¿Habló de sí mismo?
En cada compendio hacía un prefacio donde explicaba un poco de su vida, del estilo, de la maña, de cómo la masa recibía su obra… Fue empujado por las guerras en torno a el sur: empezó por Estrasburgo, luego Alemania... allí la masa no entendía ausencia, porque él intentó una síntesis con el estilo italiano. En este sentido es una página en la historia de la música entre Lully y Corelli, porque consigue una síntesis. Tiene este acento maravilloso y no puedes sostener que es música italiana o francesa. A veces de la música francesa nos queda de los ballets las partes de hacia lo alto, mientras que el bajo y el resto hay que rellenarlo al propio estilo. Y Muffat, que estudió los compositores alemanes, nos propone una escritura con un contrapunto completo y hermoso. Un repertorio al que retornar para refrescarse: sus progresiones tienen un impacto balsámico. Es como echarse una crema o hacer una dieta de omega 3. Como músico te deja vigoroso.
¿Por qué no se interpreta más?
Es difícil de encorsetar. Al no ser un estilo muy claro no encaja en la furia italiana, el espíritu francés o el germanismo exuberante… y se queda en el corona. Es una pena. Pero de vez en cuando nos damos una ducha de Muffat.
¿Sería un creador de Europa?
¡Es un gran creador de Europa! Un conciliador de pueblos, de lenguas y estilos. Y no solo trataba de presentar esta Europa que estaba de moda, trabajando fuera y mostrando un pueblo al otro, sino que lo integraba en su modo de escribir, creando un estilo europeo. Es un sonido Muffat que uno puede escuchar de fondo si se expone al esperanto o va a Bruselas y atiende una sesión en el Parlamento con esa mezcla de lenguas. Y es un sonido hermoso.
Se formó en París, fue organista en dos pueblos franceses, estudió Derecho en Baviera, se estableció en Salzburgo y luego viajó a Italia hasta su asesinato...
Sí. Muffat escribe en italiano, francés, latín, teutón... La secreto es que en aquella época no viajaban para retornar a casa, sino que se quedaban. Eran viajes de vida en los que descubrían culturas y podían desarrollar ese sincretismo. Y creaban Europa.
La descubrió William Christie cuando cantaba en su institución para jóvenes Le Jardin des Voix. Y con su aparato refinado y expresivo, la mezzo Lea Desandre es ya una de las voces de viejo proyección en el repertorio del barroco y el clasicismo. El Festival de Torroella de Montgrí la recibe mañana acompañada desde el secreto por el hábil francoestadounidense y con el laudista Thomas Dunford como fiel paje. Esta cantante francoitaliana de 29 primaveras se formó en la danza, pero a los 12 se incorporó al coro pueril de la Ópera de París, tomando como maniquí a Natalie Dessay. En Torroella presenta un software titulado Receptes d’sexo, música francesa que mezcla melodías, arias barrocas y fragmentos de opereta de Charpentier, Offenbach, Hahn y Rameau.Poética en Torroella
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