Los últimos contactos con el Consistorio no resultaron especialmente fructíferos. Tanto las entidades vecinales que apuestan por la pacificación total de la ronda de Sant Antoni como aquellas otras que prefieren que los autobuses circulen de nuevo por este viario tan principal no tienen muchas esperanzas en que el proceso participativo que el gobierno de la alcaldesa Ada Colau tiene previsto aparearse este septiembre les permita modificar de guisa sustancial los planes municipales. Los plazos son tan ajustados que tanto unos como otros sospechan que no tendrán muchas oportunidades de meter tanto, que en verdad ya está todo escrito.
Al menos aquellos problemas de convivencia desatados luego de un quinquenio de dejadez y dejadez se antojan en estos momentos encarrilados. La permanente presencia de agentes de la Gendarme Urbana mitigó la tensión vivida el pasado verano. Encima, el Consistorio acaba de informar de que más de 9.200 personas participaron en los talleres dispuestos para animar el espacio este verano, hasta que comiencen las obras de retirada de la gran plataforma de hormigón en noviembre. La mayoría de estos participantes están siendo críos del suburbio del Raval.
Más de 9.200 personas participan en los talleres dispuestos para animar el viario hasta las obras
“Estos números prueban que cuando las administraciones cuidan la ronda y no la abandonan se convierte en un espacio de convivencia –dicen las entidades que apuestan por la pacificación total de la ronda, por que ningún carril se dibuje sobre esta frontera entre el Eixample y Ciutat Vella–. Todo esto tendría que haberse hecho hace mucho tiempo. Los chavales del Raval necesitan un espacio donde divertirse. El problema ahora es que la situación se complicó tanto, y los plazos se están ajustando de tal modo, que dudamos de que el proceso participativo que el Consistorio nos dice que montará en septiembre sea de veras una oportunidad para cambiar sus planes. De repente todo se precipita”.
Al parecer, abundan estas entidades, los autobuses volverán a circular por la ronda, al menos cerca de el suburbio de Sant Antoni. “Está por ver si conseguimos que la despacificación no afecte a todos los tramos. Pero el Consistorio comenzará a desmantelar la gran plataforma en noviembre, y la reurbanización definitiva arrancará en junio del 2023, de modo que su tesina tiene que estar ligero en enero, para licitarlo ayer de las elecciones de mayo. No parece que los técnicos vayan a tener tiempo para incorporar muchas propuestas vecinales”.
Y aquellas entidades que apuestan por el regreso del transporte conocido a la ronda asimismo se muestran desconfiadas. “En sinceridad todo está en el viento –detallan–. Tenemos la impresión de que el proceso participativo previsto servirá para resolver cuestiones como el material urbano. No parece que vaya influir mucho en los planes de reforma. El Consistorio nos dice que está dispuesto a reabrir la ronda a los autobuses, pero la verdad es que desconocemos cómo piensa hacerlo. No tenemos mínimo por escrito. Nosotros queremos que los buses atraviesen toda la ronda. Es bueno para sus vecinos y comerciantes. La pacificación total exclusivamente trae problemas. Pero todo este proceso se está complicando mucho, y no exclusivamente por la diferencias vecinales y las presiones de muchas entidades. Las discrepancias entre los dos socios del gobierno municipal, entre los comunes y los socialistas, asimismo son muy importantes. Confiamos en que mientras el Consistorio continúe cuidando el espacio y no se reproduzcan los problemas del pasado”.
Una de las soluciones de compromiso que baraja el gobierno de la alcaldesa Ada Colau a fin de propiciar cierto consenso municipal consiste en pacificar del todo la ronda de Sant Antoni exclusivamente durante los fines de semana. Pero la inclusión de este viario en el software Obrim Carrers nunca terminó de convencer ni a las entidades que apuestan por su pacificación ni a aquellas que abogan por su reapertura al transporte conocido. A unos les parece que casi nada oxigenaría el Raval y a otros en cambio una medida que contribuiría a aislar la ronda aún más. En el fondo todo esto es reflexivo de un debate social sobre qué papel ha de divertirse el espacio conocido en la vida cotidiana de la gentío. El gobierno de Colau tendrá que proyectar nuevas posibilidades para simplificar el consenso.Ideas municipales
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