Primero los echaron de la ronda de Sant Antoni, y estos días del Raval. A la postre la respuesta del ejecutor de la alcaldesa Colau delante el mercado de la Miseria es principalmente policial. Agentes de la Guarda Urbana se apostan prácticamente todas las tardes en la plaza del Dubte a fin de que estos vendedores ambulantes no se pongan a traicionar allí deshechos de mudanzas, artículos rescatados de la basura, restos de pisos de personas que fallecieron...
Muchos vecinos del Raval ya estaban hartos. Aseguran que en las últimas semanas el esfera se enrareció, que las discusiones y peleas entre los vendedores eran cada vez más frecuentes, que a veces siquiera podías acaecer, que luego todo quedaba hecho un asco... El superficie acogía casi todos los días a medio centenar de vendedores. “Y lo que no podíamos entender era que la policía municipal estuviera todo el día en la ronda de Sant Antoni, para que este mercado no se instalara allí, y que no hiciera falta para impedir que se trasladara a nuestras calles, a muy pocos metros ¿es que nosotros somos ciudadanos de segunda?”. El mercado de la Miseria siempre se mueve en función de la presión policial, según el hartazgo municipal.
De modo que finalmente algunos vendedores se dejan ver aquí y allá, en alguna callejuela, en la ronda Sant Pau, en los alrededores del mercado de Sant Antoni... Hace meses, cuando intensificó la presión policial en ronda, el ejecutor municipal anunció que prestaría audiencia social a estos vendedores, pero trillado lo trillado este trabajo no dio aún sus frutos.
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