Buscando un regalo flamante para su marido, Brigitte Benkemoun, autora de “En sondeo de Dora Maar” (Taurus) adquisición una antigua memorándum Hermès, a través de eBay. Se parece a la que él había perdido. “Con el mismo cuero llano, pero más rojo, más suave, y con una pátina brillante”.
Al acoger la nueva adquisición la lleva hasta el comedor y desenvuelve el objeto. Todavía no sabe lo que esconde en su interior: una taco de direcciones de 1951. Al hojearla la escritora descubre fascinada los nombres famosos que aparecen en sus vigésimo páginas: en la B, Breton, Braque y Balthus; en la C, Cocteau; en la E, Eluard. Los más grandes artistas de postguerra ordenados alfabéticamente.
A partir de entonces la autora sondeo todas las pistas que puedan llevarla hasta el propietario de tal fisco. ¿A quién perteneció una memorándum con nombres tan poderosos? Tras una profunda investigación ata cabos y descubre que la memorándum fue de Dora Maar, la famosa “Mujer que llora” de Picasso. Gran comediante francesa por derecho propio (pintora, fotógrafa y escultora) y maltratada por el talante.
Brigitte Benkemoun, periodista y escritora, autora de “La Petite Fille sur la photo” y “Albert le Magnifique”, emprende en este tomo recién publicado un delirio apasionante que desentraña los trazos biográficos de Dora Maar. Un retrato deslumbrante de la comediante y su mundo, de escenas de fiestas e icónicos cafés a fragmentos impactantes de su poesía.
Vigésimo páginas que simulan un listín telefónico íntimo del surrealismo y del arte innovador.
“Primero interviú, luego busco”, mantenía Picasso. Encajado lo mismo que hizo Brigitte Benkemoun con su memorándum milagrosa. “Llegó por correo, adecuadamente embalada en un plástico de burbujas”. Siguió la pista de las casas de subastas. Y encontró la taco de Dora Maar. Reproducimos algunas de sus reflexiones.
LA AGENDA SURREALISTA
“La memorándum empieza a parecerse a un directorio social de la élite de la posguerra, una índice de invitados elegidos a dedo para una fiesta, un índice de nombres citados en la historia de un comediante célebre. Me recuerda a una fotografía de corro en la que, gracias al huella del revelado, los personajes van surgiendo uno a uno en la roja penumbra de laboratorio”.
PICASSO
"He podido consultar otras agendas de direcciones en los archivos de Dora Maar, adecuadamente guardadas en una caja de plástico negra, con su pasaporte, su permiso de conducir, sus cartas y maleable electoral. He comparado con paciencia sus relaciones, he trillado como algunos amigos desaparecían y otros reaparecían, pero tuve que hojear varias veces el directorio para descubrir el nombre de Picasso (...)"
"La tangente estaba casi borrada, pero ponía Pablo Picasso, su teléfono en Cannes (90182) y "Vauvenargues, 4". Sin incautación Dora nunca debió de marcar ningún de los dos números de teléfono que vi. No querría que lo cogiese ese monstruo de Jacqueline Roque".
CONFUSIÓN E IDEOLOGÍA
“¿Pero cómo pudo advenir del Guernica a Mein Kampf, del simpatía de Picasso, la amistad con Éluard, las peticiones contra el fascismo a ese despreciable montón de odio? (…) Cuando los biógrafos de Dora se detienen sobre ese ‘detalle’ de su historia, a veces aluden a una renovada afinidad con un padre croata, cascarrabias y sospechoso de simpatizar con el nazismo. Otros la imaginan como la fanática que empezó a odiar al pueblo decidida o fabulan con que compró Mein Kampf por mera curiosidad intelectual, de la misma modo que incluso se hizo con el Pequeño Manual Rojo.”
COMPARTIR MUJERES
“Jacqueline no podía advenir por stop que a Dora no le gustaba su complicidad con Picasso. A veces hacía algún esfuerzo, pero en el fondo no se mostraba demasiado indulgente frente a ese sufrimiento que consideraba irrelevante… Estaban sucediendo cosas mucho graves: Francia estaba en disputa, su marido movilizado, los alemanes llegando a París. Y Dora cada día se iba encerrando más en sí misma”.
BRASSAÏ MIRANDO A DORA
“Brassaï y Dora se encontraron otra vez dos o tres primaveras más tarde, en exposiciones colectivas. Él había empezado a hacerse un nombre y ella, convertida ya en una celebridad en el mundo de la moda y la publicidad, buscaba un camino más personal y menos comercial. Con 27 primaveras se iba sola a hacer reportajes de los barrios pobres en España o en Inglaterra, en sintonía con su compromiso político y con su empatía con destino a la concurrencia marginada”.
PAUL ÉLUARD, LA CALMA
"Paul Éluard siempre fue discreto. Por el afecto que sentía por Doro, el poeta no contó ausencia de lo que había pasado en la rue de Savoie el 15 de mayo de 1945. Dora gritaba delirante y ordenaba a él y a Picasso que implorasen de rodillas el perdón de Todopoderoso. El pintor estaba atónito. La enfermedad le aterrorizaba, la excentricidad todavía más. Sin incautación, la suave voz de Éluard debió de calmarla un poco. Habían pasado diez primaveras y él lo sabía todo sobre su relación con Picasso"
CLAUDE SIMON
"La biógrafa de Claude Simon encontró entre sus archivos la descripción que él había hecho de Dora Maar: 'un rostro bello y serio, siempre vestida con conjunto simples y carísimos de Balenciaga' "
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