‘She-Hulk’ o cómo una serie solo simpática puede tener uno de los episodios del año

She-Hulk: Abogada Hulka es un clásico ejemplo de producción con multitud de haters de antemano. No importaba lo que hiciera Jessica Gao, su creadora, porque hordas de hombres con demasiado tiempo independiente delante del ordenador y de actitudes machistas se iban a posicionar en contra por ser la interpretación femenina de Hulk. El personaje podía acaecer sido creado en 1980 pero ellos iban a interpretar la amoldamiento como un ataque a su persona. “¿Que los hombres fortuna no importan? ¿Por qué las mujeres deben vivir sus espacios”, era la mentalidad de estos trolls. Pero estos incels (o sea, célibes involuntarios) no podían esperar que Gao se adelantaría a sus quejas y sobre todo que She-Hulk tendría la intrepidez creativa más llamativo de todo el Universo Cinemático de Marvel.

La serie, que terminó su primera temporada en Disney+ la semana pasada, se puede describir como una comedia de abogados con superpoderes: Jennifer Walters (Tatiana Maslany), la Hulka creada por Stan Lee y John Buscema, debe acostumbrarse a su condición sobrehumana tras tomar una transfusión accidental de su primo de los Vengadores (Mark Ruffalo). Y, mientras ella se enfrenta a casos en los tribunales e intenta reactivar su vida sexual, hombres de masculinidad frustrada conspiran para destruirla: primero a través de desahogarse en foros y posteriormente recaudando financiación y tramando un plan actual.







La trama


Mientras Jennifer Walters se enfrenta a casos en los tribunales e intenta reactivar su vida sexual, hombres de masculinidad frustrada conspiran para destruirla

El sentido de la diversión de Gao a la hora de deliberar con estos hombres, que Marvel se encuentra cada vez que se sale del molde del hombre blanco y heterosexual como prueban producciones como Los eternos, Capitana Marvel o Ms Marvel, ha sido encomiable. Los episodios, como ya es costumbre en Disney, a menudo se quedan cojos en alguno de sus frentes: ya sea por tener un piloto poco representativo de lo que será la serie, por desarrollar de forma muy superficial el caso de la semana o el tratamiento que reciben los personajes secundarios. Nikki (Ginger Gonzaga) o Pug (Josh Segarra) a menudo tienen más de extra con frase que de potenciales roba-escenas.

Pero, incluso fracasando a nivel parcial como serie de televisión, se le debe cachear su valía como amoldamiento de cómic: el desparpajo de las tramas, su forma de saltar por medios conocidos del Universo Cinemático de Marvel o el carisma desenfadado de Tatiana Maslany como Hulka representan a la perfección el espíritu de los cómics de Dan Slott. No es una traducción exacto de las páginas pero sí de la esencia de estas, donde solo cerca de plañir que, encima de referenciar a Ally McBeal, la sala de guionistas de Gao todavía hubiera sabido estudiar de la astucia episódica de David E. Kelley.

Charlie Cox vuelve a ponerse el uniforme de Daredevil en 'Hulka'.

Charlie Cox vuelve a ponerse el uniforme de Daredevil en 'Hulka'.




Disney+

Y, como explicaba al principio, She-Hulk: Abogada Hulka se ha traumatizado uno de los ejercicios metatelevisivos más viscerales, sorprendentes y descarados que se recuerdan. Las miradas a cámara de Phoebe Waller-Bridge en Fleabag son una acercamiento tímida al expediente de romper la cuarta tabique al flanco de la fórmula utilizada por Gao, que aprovecha para reflexionar y pelar el molde de Marvel desde una producción de Marvel. Esta salida de tono es un destello de ocurrencia en una serie que se conforma con ser simpática, y sobre todo convierte el postrer episodio en un must para cualquier querido de la televisión.

Escépticos, desinteresados, haters o espectadores cansados de la fórmula de Marvel: echadle un vistazo.







Se ha traumatizado uno de los ejercicios metatelevisivos más viscerales, sorprendentes y descarados de la televisión

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