Elísabet Benavent: “Dar demasiadas vueltas a las cosas es la enfermedad de este siglo”

Para Elísabet Benavent (Gandía, 1984), las palabras son “un flotador”. Ella misma lo reconoce a menudo en sus redes sociales y lo confirma en una entrevista a La Vanguardia, en la que palabra de su nuevo vademécum Los abrazos lentos (Suma de cultura), que llega este 10 de noviembre a las librerías. La escritora avanza que, si adecuadamente no se tráfico de su vademécum más personal, “pues la ficción esconde a menudo mucha verdad”, sí que es “la obra más intimista de todas las que he hecho”. En ella, recoge diferentes escritos, poemas y reflexiones que ha publicado en redes sociales desde 2017.

“La idea era acopiar cinco abriles de textos compartidos. Fue un esquema que no nació directamente de mí, sino de mis lectores. Eran muchas las personas que alguna vez me habían manifestado lo atún que sería tener a mano todos los relatos independientes que voy publicando en mis redes sociales. Poder consultarlo en un pandeo sin falta de ir a la aplicación ni de encender el ordenador. Era poco que llevaba tiempo en mi mente pero que mi editor y yo decidimos tirar delante este pasado Sant Jordi, cuando una chica se nos acercó para pedírnoslo en persona”, explica la valenciana.









Elísabet BenaventEscritora


Las redes sociales y Benavent forman un tándem imbatible. Las plataformas no solo le ayudaron a darse a conocer en su momento y a crear historias sino que, incluso, le permitieron expandir su obra, hasta el punto de obtener traicionar más de 3 millones y medio de ejemplares de sus libros. De hecho, la autora nació como tal en redes como Beta Coqueta, nombre que todavía hoy conserva en sus perfiles y persona en la que se transforma cuando coge la pluma. “Hace abriles que convertí mi Instagram en un punto de disputa con mis lectores. Las redes, encima de visibilidad, me aportan una veterano sencillez. La publicación que hice ayer no tiene que tener coherencia con la de hoy. Puedo comprobar, probarme, conocer mejor al conferenciante. Son mi ventana al mundo”, reconoce. Lo cierto es que ese “laboratorio afectado”, como a veces le flama, es cuanto menos efectivo, pues cuenta con más de 410.000 seguidores que “me ayudan a cuestionarme y a encontrar distintos puntos de pinta a mis historias”.



Los abrazos lentos conserva este espíritu y, por ello, lo convierten en “poco más que un vademécum al uso” pues, defiende, “es un manuscrito a corazón amplio en el que arriesgo y me expongo”. Tanto es así que en sus páginas expone el que considera su veterano romance: su idilio con las palabras, pues “son probablemente lo más preciado que poseo”. En uno de sus microrelatos lo especifica: “Me han redimido de expirar ahogada en la piscina de lo que me yerro. Porque escribiendo mastico lo que me pasa, porque escribiendo imagino realidades lejanas, porque escribiendo me analizo y me entiendo. Me mido, me estrujón, me calmo. Las palabras son, para mí, un flotador, un modo de residir”. Aunque, admite, “a veces me obligan a repensar todo hasta no poder más. No creo que sea poco que me pase a mí en monopolio. Dar demasiadas vueltas a las cosas es la enfermedad del siglo XXI. Está adecuadamente cuestionarse todo, pero siempre y cuando eso nos permita nutrir el seguridad”.

Entre los temas que aborda no yerro el simpatía, el desamor, el paso del tiempo o los complejos. “Esto postrer es poco por lo que siempre me he interesado. Ocultar lo que no nos gusta no hace más que convertirlo en un problema. Amoldonado ayer veía un reel de una chica que hablaba de esto. A los dieciséis estamos acomplejados por los anuncios . A los vigésimo nos comparamos con nuestras amigas y a los treinta con nosotras mismas. Cuando cumplimos cuarenta, nos preguntamos por qué no éramos capaces de gustarnos a los treinta. Y así perdemos toda la vida. Llega un momento en que entiendes esta advertencia, pero eso no significa que vayas a librarte de ello porque seguimos viviendo en una dictadura física”.









Elísabet BenaventEscritora


Más allá de la promoción de este nuevo trabajo, Benavent lleva tiempo trabajando codo con codo con Anna Castillo y Álvaro Mel, protagonistas de Un exposición valentísimo, la serie que llega a Netflix basada en su vademécum y de la que ha formado parte del equipo productivo. “Es tal y como la imaginé. Por suerte he podido formar parte de este y otros tantos proyectos. Siempre me involucro en mil cosas a la vez y me encanta. Eso sí, creo que el año que viene trataré de tomármelo con más calma todo. Veremos si soy capaz”.

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