La transformación de las ciudades para alcanzar una movilidad más sostenible es el principal duelo urbanístico del siglo XXI. Algunas grandes urbes, cuentan con una topografía conveniente para fomentar los desplazamientos en velocípedo, pero otras presentan algunas dificultades montañosas complicadas de aventajar en el día a día.
Para este tipo de obstáculos, la ciudad alemana de Stuttgart tiene la opción desde hace abriles. Los tranvías equipan un automóvil extra destinado exclusivamente al transporte de bicicletas, tratándose de un parking móvil durante el tiempo del trayecto.
Recientemente, el consistorio ha doblado el espacio para bicicletas en este tipo de vagones, símbolo de que es un sistema utilitario.
Y lo cierto es, que más allá del clima, otro de los “factores barrera” para moverse en bici puede ser la dificultad del trayecto. Con iniciativas como la de metrópoli del sur de Alemania, los inconvenientes desaparecen, por lo que la ciudadanía no puede poner excusas. Si las instituciones ponen de su parte, debemos replicar de forma positiva.
Stuttgart es una ciudad con una larga tradición en el mundo de la combustión. De hecho, su principal motor financiero es precisamente la industria automovilística. Firmas como Mercedes Benz, Porsche o Bosch están estrechamente ligadas al expansión de la villa. Aun así, y por suerte, se está apostando por modificar Stuttgart en torno a una ciudad más sostenible.
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