Las autoridades iraníes ordenaron este lunes el aterrizaje de un planeo con destino a Dubái, impidiendo la salida del país a los familiares de un controvertido icono del fútbol iraní y acusándolos de participar en protestas antigubernamentales.
La esposa y una hija de Ali Daei fueron expulsados del planeo de Mahan Air a posteriori de que se le ordenara aterrizar en la isla iraní de Kish, a unos 200 kilómetros de Dubái, en el Bahía Pérsico, informó la agencia de parte estatal IRNA. El planeo procedía de Teherán.
Represión a la disidencia
En respuesta a las protestas contra la cúpula clerical del país, la República Islámica está intensificando la represión de la disidencia, iniciada a mediados de septiembre por la crimen bajo custodia de Mahsa Amini, de 22 primaveras. Fue detenida por la señal policía de la moralidad iraní por supuestamente infringir los estrictos códigos de vestimenta islámicos.
Daei, que se retiró del fútbol en 2007, ha expresado públicamente su apoyo a las protestas. Es uno de los jugadores más célebres del país y se ha convertido en una figura cada vez más influyente en Irán.
Ali Daei (i) en un partido delante la selección de Laos en 2004
La agencia IRNA declaró que Daei y su tribu se dedicaban a “apoyar a grupos antirrevolucionarios y alborotadores, y a convocar huelgas”, y añadió que la esposa y la hija de Daei eran libres de regresar a Teherán. Por otra parte, la agencia de parte semioficial Tasnim afirmó que la esposa de Daei tenía prohibido salir del país, pero que había “anulado la prohibición” por canales ilegales y había conseguido atracar el planeo.
Las autoridades cerraron una bisutería y un restaurante propiedad de Daei, tras transmitir en las redes sociales que los dos establecimientos cerrarían en solidaridad durante tres días de protestas y huelgas a principios de diciembre, según medios de comunicación estatales. Anteriormente, Daei había boicoteado la Copa del Mundo y se había quedado en casa para solidarizar con los manifestantes.
Irán ahorcó este mes a dos hombres en relación con las protestas, las primeras ejecuciones conocidas en el país entre los miles de detenidos en los disturbios. Grupos de derechos humanos afirman que más de 400 personas han muerto en la represión gubernativo de las protestas, mientras que decenas corren peligro de ser ejecutadas.
El 24 de diciembre, el Tribunal Supremo iraní confirmó la audacia de ejecutar a Mohammad Ghobadlou, de 22 primaveras, destacado de atropellar y matar presuntamente a un agente de policía en la asiento de Parand, cerca de Teherán, informó Tasnim.
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