Lavarse el pelo es un acto de lo más habitual y aparentemente sencillo. Pero este ritual tan rutinario sustancia ciertos secretos en los que reside la secreto de su éxito. Hacerlo aceptablemente o mal no solo repercute en la higiene de nuestro coleta, sino igualmente en su aspecto.
Tener una cabellera sana, robusto, sedosa, brillante y bonita pasa por cómo la lavamos en la ducha. De mínimo sirve que inviertas en los mejores tratamientos o te animes a resplandecer el corte de pelo de moda. Si el cuidado principal no se realiza correctamente, estarás dañando tu coleta, dejándolo acabado y sin vida. Veamos cuáles son los errores más frecuentes a la hora de lavarnos el pelo, para que les pongas remedio cuanto antaño.
No atender a las deyección de tu coleta
Cada cabellera es un mundo. Algunas son secas y otras grasas. Las hay con exceso de crasitud en el cuero greñudo y deshidratación en las puntas. Otras son muy sensibles, algunas rizas, otras lisas y están aquellas con caspa o predisposición al encrespamiento.
Por mucho que busques el champú o mascarilla que está de moda en redes sociales o el que te ha recomendado tu mejor amiga, puede que no sea el adecuado para ti. Asegúrate de conocer las deyección de tu cuero greñudo y tu cabellera, para coger los productos que más le convengan.
Lavarlo agresivamente
En un intento por dejarlo impecable, tendemos a frotar con demasiada brío. Si rascamos robusto el cuero greñudo estaremos dañándolo, empujando a las glándulas sebáceas a segregar más gordo para reparar esa golpe.
Asimismo, las puntas son más sensibles que el cuero greñudo y no necesitan que las frotes. En su punto, realiza masajes circulares suaves con las yemas de los dedos en el cráneo y simplemente deja que el exceso de detergente se deslice con destino a las puntas.
No aclarar aceptablemente los productos
Tan agorero es utilizar demasiada cantidad de producto como no aclararlo aceptablemente. Aplica una cantidad de champú del tamaño de una nuez en la palma de tu mano, frota para que salga espuma y posteriormente aplícalo en la persona. Luego, asegúrate de aclararlo correctamente, igualmente posteriormente de usar mascarilla, ya que si dejas restos de producto en el pelo se verá aún más desaliñado.
Propasarse del agua caliente
Si te gusta ducharte con agua hirviendo, has de conocer que esto debilita tu pelo y rompe las fibras capilares dejándolo endeble. Encima, irrita el cuero greñudo y deja una cabellera apagada y sin brillo.
No lavarlo con la frecuencia necesaria
Se dice mucho que purificar el pelo todos los días hace que esté más untoso, pero lo cierto es que hay que lavarlo las veces que sea necesario en función de su particularidad.
Si lo tienes untoso, puedes hacerlo a diario si es con los productos adecuados. Mientras que si lo tienes seco, evita atropellar de los lavados para que no se reseque e irrite todavía más.
Frotar para enflaquecer
Como ya hemos gastado, frotar agresivamente el pelo es un error. No solo debajo del chorro de agua, sino que igualmente resulta perjudicial restregarlo con la toalla a la hora de secarlo, pues esto daña las fibras y propicia que se quiebre. En su punto, presiona la cabellera con ligeros toques para que se vaya absorbiendo el exceso de humedad.
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